12/01/2024

En casi un mes se devolvió a sus localidades a un centenar de madres con hijos menores. “No podemos prohibirles que vengan, pero sí impedir que hagan trabajar a los niños”, afirmó el director de Asuntos Guaraníes, Francisco Rodríguez.


Se concretó en la víspera un nuevo operativo de la Dirección General de Asuntos Guaraníes de la Provincia que tuvo como objetivo principal llevar de regreso a las aldeas a las familias que permanecían en diferentes espacios públicos de la capital provincial y con el principal objetivo de preservar los derechos de los niños que, en varios casos, se los suele ver vendiendo artesanías o limones en los semáforos. Según informaron las autoridades, desde diciembre hasta la fecha, más de 100 personas mbya que habían salido de su comunidad volvieron a sus respectivas aldeas.


El titular de la Dirección General de Asuntos Guaraníes, Francisco Rodríguez, explicó a PRIMERA EDICIÓN que “venimos trabajando en estos operativos hace ya dos años y medio. Siempre en diciembre y enero se incrementa la cantidad de familias que traen a sus niños a Posadas para vender. Es allí donde activamos esta clase de operativos que denominamos retorna y lo hacemos en forma conjunta con la Policía de Misiones, Acción Social, la Defensoría, el Ministerio de Derechos Humanos, Vicegobernación y la Municipalidad entre otros. Lo que primero hacemos es entrevistarnos con las familias para saber de qué comunidad son, luego nos ponemos en contacto con el intendente también para poder trasladarlos nuevamente hasta su comunidad”.


Siguió relatando que “después comenzamos un trabajo en la comunidad ya con el cacique, con distintas autoridades también espirituales para ver qué está pasando con esas familias, porque quizás tienen algún problema, si hay algún planteo que los llevó a emigrar. Es un trabajo amplio el que se realiza”.


Rodríguez comentó que “este operativo puntual comenzamos el 18 de diciembre y en este tiempo hemos trasladado a más de 100 mamás con sus respectivos niños que generalmente son de comunidades de Puerto Leoni, Campo Grande, Leoni Tabay, Coeyú, Guapoy Poty; también de la zona sur como Urundaytí; de San Ignacio, la Ivy Poty, Katupyry, Ichonguy Poty y Chapa-í”.


Además dijo que “el miércoles a la noche se trasladó a 28 niños y 14 mamás que estaban acampando ya hace varias semanas en la avenida Mitre. Nosotros ya los habíamos trasladado pero nuevamente habían vuelto. Los pudimos llevar de vuelta hasta su comunidad en un colectivo de la Policía de Misiones”, apuntó Rodríguez.


Además, puntualizó que las plazoletas de la avenida Mitre y espacios cercanos a la Terminal de Ómnibus de Posadas “son los dos lugares donde eligen para acampar y salir a vender, al igual que por el centro de la ciudad también. Nosotros siempre dejamos muy en claro que no hay drama en que ellos vendan, pero nos encontramos con la situación de que mandan a los niños a hacer esa tarea y eso es algo penoso. Todos vemos a diario cómo los niños mbya están entre los autos y los padres están en la sombra y la verdad que eso nos duele muchísimo”.


Espacio para comercializar


También Rodríguez contó que “estamos trabajando con la Municipalidad de Posadas para que quienes quieran venir desde alguna de las aldeas a vender sus artesanías dispongan de un espacio físico pero que transite la gente por ese lugar, no mandarlos a un sitio donde nadie pase. Lo que sí les aclaramos es que sea sin los niños, porque ellos no deben estar en la calle, tienen que estar en un lugar seguro, en un lugar acorde, que es la comunidad. Ese lugar sería el Paseo Bosetti”.


Por otro lado, Rodríguez recordó que “desde hace dos años y medio, cuando entramos a esta gestión, a la actualidad, disminuyó drásticamente la cantidad de niños y familias que venían desde distintas aldeas a Posadas. En nuestros registros en ese momento relevamos unas 50 familias, alrededor de 130 personas que estaban en diferentes espacios. Ahora son entre 40 y 50 personas, aunque en el interanual, a esta altura del año se notó un incremento porque sabemos que hubo familias que invitaron a otros a que vengan a vender sus cosas”.


Rodríguez además relató que “cuando están por empezar las clases, baja drásticamente la cifra de familias que se van de su aldea para vender con sus niños. Trabajamos para que no haya ningún niño en la calle vendiendo y esperamos que en marzo no haya ninguno en esa condición es por eso que estamos haciendo casi dos operativos semanales, trasladándolos”.


La situación que se plantea en la capital provincial, apuntó que “también se repite en otras ciudades del interior de la provincia pero en menor escala, en mucho menor escala. Nos pasa en Oberá, Puerto Iguazú y Leandro N. Alem, entre otras localidades donde vamos trabajando mancomunadamente con esos municipios en donde, dialogamos, hacemos de soporte y se los va trasladando a las familias y siempre atendiendo las necesidades y planteamientos que puedan surgir”.


“Hay quienes se mudan a otra comunidad más permisiva”


Rodríguez también recalcó que “no podemos prohibirle a ningún mayor que venga a Posadas o salga de su aldea. Lo que sí siempre les decimos que no vengan con sus niños a vender. Es cierto que nos encontramos con diversas situaciones porque algunos por ejemplo vienen porque tienen turno médico, que son muy pocos, o a realizar trámites en la ANSeS y ya se quedan a vender”.


También manifestó que “a las familias que estaban viniendo desde el año pasado, las teníamos detectadas e hicimos un entrecruzamiento de datos con la ANSeS para saber qué beneficios perciben esas familias y la verdad es que están percibiendo asignaciones por hijo, tarjeta alimentaria, igual que cualquier persona que tenga hijos. Además, hicimos un programa productivo en esas comunidades donde estaban migrando a Posadas donde les preguntamos qué querían plantar, qué estaba pasando en la comunidad, qué les llevaba a venir a Posadas después de que terminaran las clases. Con algunas comunidades fuimos trabajando bien porque se produjo bastante e incluso algunos van a las ferias francas a vender lo que producen”.


Agregó que “hay quienes eligen otras maneras de tener otros ingresos y no a través de la producción en la huerta. Nuestro primer trabajo y el esencial, es tener ese diálogo con los caciques, a quien también le consultamos sobre los proyectos que más les interesan como comunidad. Hubo casos en que el cacique ante las situaciones de que había familias que salían a vender con los menores, les explicó que no era lo debido para los niños y algunas entendieron pero otras no aceptaron y se terminaron mudando a otras aldeas con caciques más permisivos”.


 


Fuente: Primera Edición

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