26/11/2020

Poco después de las dos y media de la tarde, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner llegó a la Casa Rosada para participar de la ceremonia de despedida de Diego Maradona, quien falleció ayer de un paro cardiorrespiratorio.


La ex presidenta llegó y, acompañado del primer mandatario Alberto Fernández, y del gobernador bonaerense, Axel Kicillof, se dirigió a saludar a la familia Maradona. Inmediatamente después, Kirchner, Fernández y Kicillof se acercaron al cajón junto a Claudia Villafañe y Dalma y Giannina Maradona.


Una vez que la vicepresidenta ingresó, la seguridad de la Casa Rosada decidió cortar el ingreso a la sala donde se encuentra el cuerpo de Maradona. El velorio seguirá hasta las 16, pero hubo una interrupción de unos minutos para que el Presidente y su compañera de fórmula puedan hablar con la familia.


Los máximos representantes del gobierno nacional están delineando los últimos detalles, junto a la familia, del cortejo fúnebre. Para permitir que la gente que no pudo entrar se llegue a despedir, el cortejo se va a retirar por la Avenida de Mayo hasta la Avenida 9 de Julio y se ahí subirán a la autopista para dirigirse hacia Bella Vista, partido de San Miguel.


Representantes del gobierno nacional intentaron convencer a la familia, a lo largo de toda la mañana, de la posibilidad de extender el velorio hasta la noche. La respuesta siempre fue negativa y se fijó el horario de las 16. Después del diálogo entre el Presidente, la vicepresidenta y la familia, accedieron a que el velorio se extienda hasta las 19.


La Vicepresidenta puso un rosario sobre el féretro y se quedó unos segundos frente al cajón. Luego volvieron a arrimarse al salón el ministro del Interior, Eduardo "Wado" De Pedro, y el secretario presidencial, Julio Vitobello. Ambos estuvieron muy cerca de la familia durante toda la mañana intentando mantener la organización y buscando un acuerdo para extender la jornada.


Cerca de las 14 el operativo policial, que está coordinado entre el gobierno nacional y el gobierno porteño, decidió cortar la fila de fanáticos en la intersección de la Avenida 9 de Julio y Avenida de Mayo con la intención de terminar con la afluencia de gente al velorio.


Afuera de la Casa Rosada una multitud espera poder ingresar. Desde el ingreso de Cristina Kirchner las puertas se cerraron y dentro del salón solo quedó la familia, sus allegados y un puñado de dirigentes políticos. Media hora después, volvieron a abrir la capilla ardiente al público.


De todas formas, la Policía decidió hacer un vallado en la avenida 9 de Julio y que, en primera instancia, ingrese la gente que está haciendo la cola desde ese punto geográfico hasta Balcarce 50.


El operativo de seguridad de la jornada incluyó 1200 efectivos de todas las fuerzas federales y la fuerza porteña para intentar contener a más de tres kilómetros de fanáticos, además de siete postas sanitarias y 80 agentes de tránsito.


El silencio que se había generado durante los minutos en que la Casa Rosada estuvo cerrada al público se rompió en el mismo instante en que los hinchas volvieron a poder acceder frente al cajón de Maradona.

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