22/02/2019

No existe área o rubro que quede fuera del impacto de la crisis que atraviesa el país. En ese sentido, el sistema sanitario fue uno de los más golpeados con la reducción de fondos de Nación a las provincias, eliminación de programas y degradación de instituciones.  


Otra arista no menos importante es el consumo de medicamentos que, dependiendo el caso, hacen al tratamiento y la calidad de vida. Son dos los puntos de una misma problemática que se entrecruzan: por un lado el incremento de los remedios y por otro, que ante los altos costos, los pacientes buscan en los Centros de Atención Primaria de la Salud (Caps) una solución.  


“Hay una cantidad importante de misioneros que recurre al Estado para poder resolver su problema de medicación. El espectro es muy amplio, va desde antibióticos hasta anticonvulsivantes en los casos más comunes y algunos tratamientos especiales. De lo que habitualmente estábamos acostumbrados a recibir para dar respuestas tenemos como mínimo un aumento del 60 o 70 por ciento de personas que recurren al Estado para resolver su problema”, sostuvo en diálogo con el programa Acá te lo Contamos por Radioactiva Carlos Báez, subsecretario de Prevención de Adicciones del Ministerio de Salud Pública.


“Hubo un incremento exponencial en la cantidad de gente y en el costo de los medicamentos”, insistió. Al profundizarse, la crisis económica obligó a muchas familias a recortar gastos incluso en aquellos que en otros momentos era imposible resignar: el de los productos para cuidar la salud y tratar los dolores y enfermedades.


En las farmacias, las compras de medicamentos cayeron al nivel más bajo en varios años. Según un informe de la Sociedad de la Confederación Farmacéutica Argentina (Cofa), se derrumbó un 7 por ciento el año pasado y cada vez se eligen remedios más baratos.


La respuesta del Estado


Báez explicó que la provisión de medicamentos está dada desde hace mucho tiempo a cargo del Estado nacional y del provincial, en el caso de los remedios que Nación no envía.


“Antiguamente se llamaba Remediar, que se distribuía en los Caps y algunos hospitales. Y el Estado misionero completaba con su fábrica de medicamentos lo que la Nación no mandaba. De un tiempo a esta parte, específicamente el año pasado hemos recibido un 40 por ciento menos de medicamentos y aquellos que no recibimos y el Estado no los provee, hay que resolverlos, en algunos casos los compramos por licitación. Y ahí observamos que el precio de los medicamentos desde junio del año pasado ha sufrido en muchos de los casos hasta un 700 por ciento de aumento, todo en referencia al dólar. Esto hace imposible que los pacientes los puedan comprar”, argumentó el funcionario.


“Para ser más claro, hay anticonvulsidantes que valen un tratamiento de un mes, que es de 3 y 4 mil pesos por mes, estamos pensando en pacientes con epilepsia o con esquizofrenia. Son medicamentos que salen carísimos”, aseveró.


Al drama ya expuesto por el titular de Adicciones se agrega otra variable que tiene que ver con los tiempos de provisión de los fármacos solicitados. Aquí también se impone la incertidumbre cambiaria del país. “Mucha de esta medicación mencionada, dada la gran variabilidad de precios que tuvieron de octubre a esta parte, no hay proveedores que puedan traernos rápidamente la medicación, porque tanto para nosotros como para ellos los costos tienen una variación mensual”, describió.


Fenómeno a nivel nacional


El fenómeno de la caída de los medicamentos empezó a notarse en abril y se agravó en los últimos tres meses del año pasado.
En junio, julio y agosto, las farmacias del país dispensaron un 6,2 por ciento menos de medicamentos recetados y un 9,1 por ciento menos de los de venta libre que en los mismos meses de 2017. En total, en ese trimestre se vendieron casi 14 millones de unidades menos, lo que representó una caída del 7 por ciento interanual. Eso llevó las cantidades entregadas en el trimestre al nivel más bajo registrado en al menos cuatro años. Aunque, si se analiza sólo lo ocurrido en junio, el derrumbe alcanzó un notorio 14 por ciento, para luego atenuarse en los dos meses siguientes.


 Las estadísticas surgen de un informe del Observatorio de Salud, Medicamentos y Sociedad de la Confederación Farmacéutica Argentina (Cofa), elaborado con datos de la consultora multinacional IQVIA (ex IMS).


En la misma línea, y considerando el resto de los productos que se venden en farmacias, un relevamiento nacional de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (Came) detectó que las ventas en estos comercios cayeron un 7 por ciento en agosto frente al mismo mes de 2017.


“Las farmacias sienten el impacto”


Natalia Rodríguez, diputada provincial de Misiones y vicepresidenta de la Federación Farmacéutica de la República argentina (Fefara), sostuvo a El Territorio: “Las farmacias están sufriendo el mismo impacto que el resto de los rubros, pero no deja de ser una necesidad básica y siempre se busca la opción para lograr cumplir los tratamientos necesarios”.


“Los aumentos de los medicamentos están regulados para los laboratorios, pero de manera ponderada, quiere decir que siempre respetando los porcentajes permitidos, ellos definen a qué productos aplicar la suba. Por lo tanto, no podemos hablar de un porcentaje de aumento lineal o estimarlo”, señaló Rodríguez en referencia a la suba de fármacos. Consultada sobre la relación con las obras sociales y empresas de medicina privada respecto al cumplimiento de los pagos, aseveró: “En este momento estamos bastante bien con los pagos de las obras sociales, son muy puntuales los casos de falta de pago o demoras”.


Por Griselda Acuña
interior@elterritorio.com.ar



Fuente: El Territorio

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