09/02/2019

Atrasarse en el pago de tributos nacionales supondrá intereses resarcitorios de 4,5% mensual. Eso implica una suba de 50%. Los punitorios llegarán a 5,6% mensual. El interés se acerca así al nivel de las tasas bancarias.


El sector privado seguirá pagando el precio del ajuste fiscal a lo largo de todo el año: desde el 1° de marzo, saldrá hasta un 50 por ciento más caro mantener una deuda con la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip).


Resulta que, en plena recesión económica, subieron las tasas de interés de las deudas fiscales.


La tasa de los intereses resarcitorios (que se pagan cuando se cumplieron los vencimientos de los tributos) pasará del 3 por ciento al 4,5 por ciento mensual. Es un alza del 50 por ciento. Así, el interés impositivo se pone a tono con las tasas bancarias, que están por las nubes.


Asimismo, los punitorios (que los contribuyentes son obligados a pagar cuando la mora ya alcanzó una instancia judicial) ascenderán del 4 por ciento mensual actual al 5,6 por ciento, lo que representa una suba del 40 por ciento.


Estas tasas serán vigentes hasta el 31 de marzo. Luego se establecerá una tasa resarcitoria equivalente a 1,2 veces y la punitoria a 1,5 veces la tasa nominal anual del canal electrónico para depósitos a plazo fijo en pesos a 180 días del Banco de la Nación. Las alícuotas las irá informando el Gobierno.


La medida fue decidida por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, ejecutor del programa económico de ajuste fiscal consensuado con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Y oficializada a través de la Resolución 50/2019.


El funcionario consideró que ha transcurrido mucho tiempo desde la fijación de las tasas actualmente vigentes. El establecimiento de las mismas había sido en mayo de 2004, durante el gobierno de Néstor Kirchner.


No obstante, la administración de Cristina Kirchner había elevado las tasas el 1° de enero de 2011, al posicionar el interés resarcitorio en 3 por ciento y el punitorio en 4 por ciento mensual.


“Se hace necesario adecuar las tasas a las condiciones económicas actuales, a fin de estimular la cancelación en término de las obligaciones y evitar que los contribuyentes morosos financien sus actividades mediante el incumplimiento de los impuestos”, afirmó Dujovne.


Con esta decisión, el gobierno de Mauricio Macri da un paso más en la suba de la presión impositiva, en medio de una crisis que registra fuertes caídas en la industria, la construcción y el comercio.


Cambiemos ratifica, una vez más, que el plan económico apuesta a mejorar la recaudación por la vía de los ingresos impositivos para alcanzar el equilibrio fiscal este año, tal lo acordado con el FMI, que el lunes llega al país para revisar las variables macroeconómicas.


Marcelo Rodríguez, tributarista y profesor de la Universidad de Belgrano, explicó a este diario que se trata de “una medida recaudatoria” en virtud de la “deficiente situación económico-financiera”.


Al margen de la escasez estructural de dólares, las arcas nacionales tienen otro problema: la recaudación fiscal creció 31,2 por ciento anual en 2018, es decir, 16,4 puntos porcentuales menos que la inflación registrada ese año.


“Esa endeble situación financiera de la Argentina motiva que el fisco salga a generar recursos para financiar el gasto público creciente, a pesar de sumarle presión a sectores que están muy comprometidos”, evaluó Rodríguez.


Esto apunta, agregó el tributarista, a reflejar una situación compleja que vive la economía en virtud de las elevadas tasas de interés. “Lo que está buscando el Ejecutivo es que las empresas no se financien con el fisco”, sostuvo.


Según un análisis del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), la presión fiscal de 2019 será récord durante la era Macri. La carga tributaria subirá uno por ciento del PBI respecto del 2018 y estará 0,4 puntos por encima de la registrada en 2015.


La génesis de esta medida estuvo dada porque Dujovne vio que el Estado estaba cobrando mucho menos de intereses que el sistema financiero, lo cual depende a su vez de la política monetaria que el Central consensuó con el FMI.


Así, con tasas mensuales de hasta el 5,6 por ciento, el Gobierno se terminó poniendo a tono con los retornos obtenidos por el sistema bancario. “Vieron que a las empresas, autónomos y monotributistas les salía más barato deberle a la AFIP que al banco”, apuntó Rodríguez.

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