22/01/2019

La balanza comercial arrojó el año pasado un déficit de 3.820 millones de dólares, según informó el Indec.


La balanza comercial arrojó en 2018 un déficit de 3.820 millones de dólares, según informó este martes el INDEC. En diciembre último, el saldo comercial logró un superávit de 1.369 millones de dólares, el más alto del año, y el cuarto consecutivo de saldo favorable, con exportaciones por 5.282 millones e importaciones por 3.913 millones.
 
El déficit comercial del 2018 fue el más alto desde 1998, cuando llegó a 4.943 millones, si se excluye el récord histórico de 2017 que alcanzó los 8.309 millones. Se ubicó apenas por encima del desequilibrio del 2015, con 3.419 millones de dólares.
 
El saldo comercial de diciembre fue el más alto desde mayo del 2014, cuando llegó a 1.402 millones de dólares, mientras que el déficit anual se redujo un 54% respecto del registrado en el 2017.
 
La Argentina terminó el año con un déficit comercial de 4.209 millones de dólares frente al MerCoSur y fundamentalmente Brasil, aunque el mayor deterioro en el intercambio de bienes se registró con China, país con el que se alcanzó un saldo negativo de 7.597 millones anuales.
 
El país también alcanzó el año anterior abultados déficits comerciales con el Nafta (EE.UU., Canadá y México) por 3.648 millones y con la Unión Europea por 2.043 millones de dólares.
 
En cambio la balanza comercial favoreció en todo el año anterior a la Argentina en el intercambio comercial con el MAGREB (Africa y Egipto) por 2.863 millones, con los países asiáticos de la ASEAN por 2.397 millones y con naciones del Medio Oriente por 1.781 millones de dólares.
 
Las exportaciones totalizaron el año pasado 61.621 millones de dólares, y crecieron 5,1% respecto al anterior, mientras que por cantidades exportadas se verificó un leve retroceso del 0,5%, con un aumento anual de precios del 5,7%, comparadas con el 2017.
 
Las importaciones llegaron 65.441 millones de dólares y bajaron un 2,2%, nominalmente y retrocedieron un 6,5% en cantidades compradas al exterior, en la comparación entre el año pasado y el 2017.
 
En diciembre último las exportaciones aumentaron 15,4%, con 705 millones de dólares respecto de igual mes del año anterior, respecto de diciembre de 2017, con una baja en los precios del 3,6% y un aumento en las cantidades exportadas del 19,7%.
 
En el último mes del año anterior las importaciones disminuyeron 27,1% en forma interanual, con una suba en los precios de 1,8% y otra contracción del 28,3% en las cantidades compradas en el exterior.


Durante la gestión Cambiemos la fuga de divisas se acerca a los 60.000 millones de dólares


En esa línea la compra de divisas para atesorar sumó el año pasado 27.230 millones de dólares.


Según los datos conocidos ayer, en diciembre pasado el nivel de atesoramiento, o sea, lo que se considera “Formación de Activos Externos del sector privado no financiero” o burdamente “fuga de capitales” ascendió a u$s862 millones. Esto representa un aumento del 111% frente al mes anterior pero un 68% inferior al de un año atrás. De modo que la compra de divisas para atesorar sumó el año pasado nada menos que u$s27.230 millones.


Así en los primeros tres años de mandato de la coalición de Cambiemos la fuga de capitales ascendió a u$s59.328 millones. O sea, más que todo el acuerdo ampliado con el FMI.


Resultado de imagen para fuga de dolares argentina


En el primer año de gestión se “fugaron” u$s9.951 millones, con la particularidad que en diciembre de 2016 se dio el único registro de la era Macri donde hubo “descanutaje” es decir los privados desarmaron “canuto”, trajeron dólares en lugar de llevárselos por u$s2.015 millones. Luego en 2017 el nivel de atesoramiento llegó a u$s22.148 millones, 123% más que en 2016.


Fue un año de elecciones donde el oficialismo triunfó rotundamente. Sin embargo, los privados siguieron atesorando divisas. El año pasado, crisis cambiaria mediante y salvataje del FMI, el nivel de atesoramiento creció 23% respecto al 2017.


Por lo tanto, no es solo por culpa de la crisis del año pasado que el público demandó furiosamente más dólares en 2018. Sino, que vino haciéndolo desde que el advenimiento de Cambiemos. Esto refleja que algo inquietaba la confianza de los ahorristas e inversores.


Dado que por más que a lo largo de varios meses reinó “la tasa de interés real en pesos”, primero bajo el régimen de metas de inflación y luego bajo la nueva política monetaria pactada con el FMI, más allá que en algunos meses el “carry trade” perdió, el público siguió “apostando” o más bien “ahorrando” en dólares.


Si bien las reservas del BCRA acusan un incremento en términos absolutos de u$s40.242 millones en los tres años que lleva la gestión Cambiemos, esto se explica por el ingreso de Organismos Internacionales por u$s15.803 millones, a Operaciones del Sector Público (colocación de deuda) por u$s24.106 millones, otros u$s9.427 millones de Otras operaciones como swap con China y otros bancos y u$s3.425 millones de aumento de encajes.


A contramano la compra de divisas del sector privado implicó una pérdida de reservas de u$s12.519 millones. Sobre esto en particular, vale señalar que en 2016 las compras sumaron u$s3.536 millones, en cambio en 2017 hubo ventas por u$s88 millones pero el año pasado las compras volvieron para sumar u$s15.968 millones.


Los últimos datos de compra de divisas proveniente del Balance Cambiario del BCRA dan cuenta que la crisis pegó, lógicamente, en la capacidad de ahorro y por ende de atesoramiento. De niveles mensuales de u$s2.000 a más de u$s3.000 millones se pasó a u$s1.163, 408 y 862 millones en el último trimestre del 2018. Aún así los que compran dólares son casi un millón de personas por mes.


El 2019 no es un año electoral cualquiera. Sin duda el país se juega el rumbo futuro. Los mercados y los inversores, lo saben, y actúan en consecuencia. Y los ahorristas locales también. El próximo gobierno deberá entender, de una vez por todas, que la gente, que puede, ahorra -mayormente- o mejor dicho piensa en dólares cuando toma decisiones.


Con el “track record” inflacionario que ostenta el país, los poco más de 10 millones que pagan impuestos sobre una población de más de 40 millones seguirán dudando sobre la factibilidad de la resolución de los males estructurales que aquejan la economía desde hace décadas. Por lo pronto, nada indicaría que los “atesoradores” dejarán de actuar, sobre todo, al son de las encuestas presidenciales.


Si cuando todo parecía “andar” bien, allá por 2016 y 2017, el público compraba, ahora con semejante inflación y perspectivas, quién duda que seguirá el atesoramiento, claro que en la magnitud que permita la presión impositiva, la inflación y las paritarias. Es un partido que aún tiene final abierto.

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