29/11/2018

El premier francés estuvo junto a su esposa y acompañado por el secretario de Cultura, Pablo Avelluto.


En su primer día en la Ciudad de Buenos Aires, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, sorprendió hoy a propios y ajenos, incluso a los encargados del operativo de seguridad, al cumplir una agenda muy porteña con parrilla, libros y una caminata por la Plaza de Mayo.
 
Tras dejar una Francia convulsionada por protestas, en las que incluso se llegó a pedir su renuncia, el europeo pudo disfrutar de tierras porteñas, alejado de los conflictos internos en su país.
 
Luego de la desinteligencia que marcó su arribo al Aeropuerto Internacional de Ezeiza "Ministro Pistarini", en donde ningún integrante del Gobierno se acercó a recibirlo -hasta que minutos más tarde apareció la vicepresidenta, Gabriela Michetti-, el jefe de Estado galo comenzó su estadía en la Argentina cenando con su esposa, Brigitte Macron, y una comitiva de 50 integrantes en el restaurante Cabaña Las Lilas, en el barrio porteño de Puerto Madero.
 
Entre carnes y selfies -el mandatario europeo no rechazó ningún pedido para sacarse fotos durante las tres horas en las que estuvo en el local gastronómico-, Macron intentó mostrarse como un dirigente de bajo perfil.
 
Tras pasar la noche en el Hotel Intercontinental, en el barrio de Montserrat, el líder del Palacio del Elíseo visitó en la mañana de este jueves la mundialmente reconocida Librería El Ateneo de Santa Fe y Callao: allí, rodeado de libros y observando los bellos frescos del antiguo cine teatro Grand Splendid, tomó un café en el bar del lugar.
 
En su paso por ese local comercial, el presidente francés aprovechó para conocer un poco de la nueva escena literaria argentina, para sumar nuevos autores a sus ya leídos Jorge Luis Borges y Julio Cortázar: "Se llevó varios libros de escritores argentinos", contó a TN la gerenta de la librería, Andrea Stefanoni.
 
Un detalle para nada menor: Macron conoció a su esposa Brigitte cuando ella era su profesora de Literatura. Al salir de la librería, el mandatario europeo repitió la misma escena que la noche anterior, pero a plena luz del día y en medio de la calle: saludó y se sacó selfies con todo aquel que se acercara, pese a la presencia de la custodia francesa y de efectivos de la Policía de la Ciudad.
 
Más tarde, se dirigió hacia la Fundación Borges, en donde mantuvo un encuentro con la albacea del escritor argentino, María Kodama. Antes de ingresar a la Casa Rosada, el presidente de la República Francesa recorrió la Plaza de Mayo y se interesó por las Madres de Plaza de Mayo y su tradicional ronda de los jueves: luego, acompañado por el secretario de Cultura, Pablo Avelluto, Macron y su esposa ingresaron a la Catedral Metropolitana, con especial interés por el mausoleo donde descansan los restos del general José de San Martín.
 
Luego de toda su descontracturada agenda "porteña", Macron y Brigitte ingresaron a las 12:15 por la explanada de la Casa de Gobierno, en donde fueron recibidos por el presidente Mauricio Macri y la primera dama, Juliana Awada.
 
La reunión bilateral y la posterior conferencia de prensa transcurrió entre elogios mutuos: mientras tanto, Awada ofició de guía y le mostró a la primera dama francesa los distintos salones de la Casa Rosada, incluido el histórico balcón que da a la Plaza de Mayo: también estuvo la actriz argentina Marilú Marini, quien ha desarrollado una destacada trayectoria en Francia.
 
Para concluir el encuentro, ambos matrimonios presidenciales compartieron un almuerzo privado en "El Descanso", un predio en una isla del Delta ubicada sobre el río Sarmiento. Así las cosas, Macron pudo encontrar algo de tranquilidad y cariño de la gente, lejos de las ajetreadas calles francesas: la semana había comenzado con una nueva serie de protestas en contra del aumento de combustible, que terminó con serios incidentes.

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