28/10/2018

Venció en el balotaje a su rival Fernando Haddad (PT) por 11 puntos con el 95% de los votos escrutados.


El candidato ultraderechista Jair Bolsonaro (Partido Social Liberal) ganó este domingo  la presidencia de Brasil con un 55,54% de los resultados frente al 44,46% de su opositor progresista Fernando Haddad (Partido de los Trabajadores). Los datos corresponden al 94,44% del voto escrutado.


Ambos candidatos se disputaban la presidencia de Brasil en la segunda vuelta electoral, que se ha desarrollado con normalidad y sin incidentes graves, con Bolsonaro como gran favorito en los sondeos. Tras depositar su papeleta, Haddad ha pedido el voto para alejar “los fantasmas de la dictadura y el odio” en Brasil.


Jair Bolsonaro (PSL) es el nuevo presidente de Brasil por un 55,13% de votos, frente al 44,87% del izquierdista Fernando Haddad (PT). "Voy a gobernar al lado de la Constitución y por la unión del país", fue su primera declaración tras conocerse su victoria. Este ex capitán del ejército que se postulaba como el "candidato del cambio" se ha convertido en el primer presidente de extrema derecha desde la redemocratización del país.


El nuevo mandatario brasileño, conocido por sus declaraciones polémicas y su estilo autoritario, sigue la estela del norteamericano Donald Trump, y del italiano Matteo Salvini.Los cláxones y los fuegos artificiales celebraban en la Avenida Paulista (Sao Paulo) la victoria del candidato del PSL. En Rio de Janeiro, feudo bolsonarista, las ramblas de Copacabana e Ipanema se llenaban de banderas verde-amarelas y de carteles con un mismo mensaje: "El presidente del cambio". En la plaza Roosevelt de Sao Paulo, centro de la bohemia paulistana, las caras eran de tristeza: "Me da mucho miedo lo que pueda pasar a partir de mañana", decía a este periódico Paulo Prestes, escenógrafo de 32 años.


El nuevo presidente de Brasil conocido por sus declaraciones homófobas y racistas, y por su estilo autoritario a la hora de hacer política, suscita pasiones y odios. El ex capitán del ejército tendrá que gobernar para una sociedad profundamente dividida entre los que lo consideran "una esperanza" para que Brasil vuelva a crecer, y confían en que consiga "limpiar" las instituciones de corrupción; y los que lo sufren como "una pesadilla", y temen un gobierno militarista que restrinja los derechos democráticos y profundice en las desigualdades sociales. "Voy a gobernar al lado de la Constitución", fue la primera declaración del ultraderechista tras conocerse su victoria. De este modo el nuevo mandatario apostó por demostrar un talante democrático alejado de las amenazas militaristas e intolerantes habituales en sus discursos.El bolsonarismo también ha ganado en algunos de los estados más importantes del país.


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Este domingo además de la elección presidencial, los brasileños tenían que elegir al gobernador de 14 estados. En Rio de Janeiro ganó el juez Wilson Witzel, un candidato hasta ahora desconocido que le arrebató el puesto al ex alcalde carioca, Eduardo Paes, gracias al apoyo del ultraderechista. En Sao Paulo la victoria también se la llevó Joao Doria, quien se declaró bolsonarista desde comienzo de su campaña.Jair Bolsonaro ha conseguido conquistar a poco más de la mitad del país presentándose como el candidato antipetista.


El odio hacia el Partido de los Trabajadores, que se ha propagado como la peste en la sociedad brasileña, ha sido su principal baza electoral. Los escándalos desvelados en la operación Lava Jato sobre los desvíos millonarios de dinero de la estatal Petrobras a diversos políticos, estigmatizó al PT como el partido de la corrupción. El ex capitán del Ejército supo leer mejor que nadie el hartazgo y cansancio de los brasileños y declaró la guerra abierta a esta sigla -"He venido aquí para limpiar el país de petistas", ha dicho en varios discursos- y se proclamó como el candidato antiestablishment. "Los votos que ha recibido no son tanto a favor de su persona, sino más bien un voto de castigo para el PT", nos dice la socióloga, Esther Solano, que estudia el fenómeno Bolsonaro desde hace un año.


El profesor de Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo (PUC), Pedro Fassoni, asegura que la victoria de Bolsonaro supondrá un "retroceso para las libertades del país". Según el politólogo, si se atiende a las declaraciones del candidato del PSL se puede esperar "que se lleven a cabo persecuciones contra las minorías y que se reduzcan aún más los derechos laborales.


Es el peor escenario para nuestro país", le dice a EL MUNDO. El temor ante el autoritarismo de Bolsonaro también lo demostró el presidente del Tribunal Supremo Federal (STF), Jose Antonio Dias Toffoli, este domingo en Brasilia cuando declaró: "El futuro presidente debe respetar a las instituciones, a la democracia, al estado de derecho, al Poder Judicial, y al Congreso Nacional", una afirmación que podría parecer una obviedad, si no fuera por las amenazas golpistas que se dieron a conocer esta semana de parte de uno de los hijos del ultraderechista, Eduardo Bolsonaro, cuando dijo en una palestra: "Para cerrar el Supremo Tribunal Federal sólo se necesitan un soldado y un cabo".


El ultraderechista, Jair Bolsonaro, llega al Palacio de Planalto después de casi 13 años de gobiernos de izquierda del Partido de los Trabajadores (PT), y de dos últimos años bajo el Ejecutivo de derecha de Michel Temer, que llegó al poder tras un polémico impeachment contra petista Dilma Rousseff. Además de un Brasil dividido tendrá que enfrentar una crisis económica con un índice de desempleo en aumento (12%), y con más de 1,5 millones de personas que han pasado a formar parte de la extrema pobreza. El discurso errante del ultraderechista en relación a su proyecto de país abre una incógnita sobre cómo será su futuro gobierno. Hasta el momento ha asegurado que las Fuerzas Armadas tendrán un papel clave en varios ministerios, ha prometido una reforma laboral "con menos derechos pero más puestos de trabajo", y una reforma "urgente" del sistema de pensiones. Su futuro ministro de Economía y Hacienda, el inversor Paulo Guedes, es un defensor del estado mínimo y de las privatizaciones, pero en las últimas semanas Bolsonaro prometió que mantendría, e incluso aumentaría, las ayudas sociales como Bolsa Familia para los brasileños más humildes.


El ultraderechista también ha puesto en entredicho la idea de Guedes de hacer una reforma del sistema tributario que marcaría aún más la desigualdad entre ricos y pobres. Pero sí ha confirmado que llevará a cabo una reforma en el sistema de impositivo, sin dar más detalles. Después de una campaña marcada por la violencia con el atentado que sufrió Bolsonaro a principios de septiembre, y la ola de agresiones contra homosexuales y opositores de izquierda por parte de seguidores del ultraderechista, queda por saber si el futuro presidente abandonará su discurso de odio a la oposición, y apostará o no por reconciliar a un país enfrentado.


Haddad tras la derrota: "No vamos a permitir que este país vuelva para atrás"


El candidato del Partido de los Trabajadores de Brasil se refirió a los 47 millones de votos recibidos. "Una gran parte de la población diverge de la mayoría y merece respeto", afirmó.


"Vivimos en un período en el que las instituciones están puestas a prueba, desde 2016 con la destitución de Dilma hasta la injusta proscripción de Lula", señaló Fernando Haddad en sus primeras palabras tras confirmarse la victoria del fascista Jair Bolsonaro en el balotaje presidencial en Brasil.


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El hombre que intentó seguir el trayecto victorioso que se le auguraba a Lula en las elecciones presidenciales terminó derrotado en la segunda vuelta pero obtuvo más de 47 millones de votos (10 millones más que en primera vuelta). En ese marco, Haddad se posiciona como principal opositor activo del país junto a Lula.


"Tuvimos más de 47 millones de votos, es decir que representamos a una parte importante de la población brasileña, que necesita ser respetada", destacó el dirigente del PT, que agregó que "una gran parte de la población diverge de la mayoría y merece respeto".


"No vamos a permitir que este país vuelva para atrás", lanzó y evitó felicitar al fascista y racista exmilitar y victorioso postulante del Partido Social Liberal. "Tendremos una tarea enorme en el país como oposición ya que, en nombre de la democracia, tendremos que defender los pensamientos y los derechos de esos 45 millones de electores que divergen", afirmó.


Además, llamó a ejercer la ciudadanía, algo sobre lo que apuntó que el Partido de los Trabajadores será activo militante durante los próximos cuatro años que tendrá Bolsonaro de mandato. "Tal vez Brasil nunca haya necesitado tanto el ejercicio de la ciudadanía como ahora", concluyó.


 


 


 


 


Fuente: El Mundo - NA



 

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