25/09/2018

Ayer entraron en vigor los nuevos gravámenes que ambos países se impusieron en forma recíproca, en una disputa que podría enfriar el crecimiento de la economía mundial


El Gobierno de China acusó al de EE UU de “matonismo comercial”, en el día en que entraron en vigor aranceles a las exportaciones chinas al mercado norteamericano por valor de 200.000 millones de dólares y tarifas similares de ventas de EE UU al país asiático por 60.000 millones.


Los aranceles anunciados por el presidente Donald Trump ya afectan al 12% de las importaciones totales de EE UU este año.


Desde que entró a la Casa Blanca, en enero de 2017, Trump reclama a China poner fin a prácticas comerciales que considera desleales y que según él restan inversiones y destruyen empleos en EE UU. “Estas prácticas son una grave amenaza a largo plazo para la prosperidad económica de EE UU”, dijo al anunciar los nuevos aranceles la semana pasada.


Beijing respondió acusando a Washington de hacer “acusaciones falsas” y de utilizar “el aumento de los aranceles y otros medios de intimidación económica, para intentar imponer sus propios intereses en China por la vía de una presión extrema”.


La crítica la emitió el Consejo de Estado chino en un documento sobre las tensiones económicas y el comercio con Washington, estimando que desde la llegada de Trump “con el lema ‘EE UU primero’” Washington adoptó “el unilateralismo, el proteccionismo y la hegemonía económica”.


Las tarifas son una “presión extrema” a la que China ha intentado responder con “el mayor nivel de paciencia y buena fe”, mientras Washington “se contradice a sí mismo y reta constantemente” a la economía china, subrayó el informe.


El domingo, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, aseguró a la cadena Fox que iban “a ganar” la guerra comercial.


La medida de reciprocidad de China sobre productos estadounidenses por 60.000 millones de dólares se aplica sobre una lista de 5.200 bienes con aranceles de entre 5% y 10% que incluyen productos clave para EE UU, como el gas natural licuado, la electrónica, el aceite de menta, el cuero de cerdo y los preservativos.


Las nuevas medidas de Beijing suponen que China impondrá aranceles a productos estadounidenses por un valor total de 110.000 millones de dólares, es decir, casi todo lo que China compra a EE UU.


Trump amenaza ahora con pasar a la “fase tres” de la guerra comercial, con aranceles a productos por un monto adicional de 267.000 millones de dólares, es decir, todos los bienes que EE UU compra a China.


La esperanza de resolver el conflicto se diluye tras el anuncio del Wall Street Journal de que China canceló una visita de su equipo negociador a Washington prevista entre el 27 y el 29 de septiembre. Las últimas negociaciones, en agosto, no concluyeron con avances.


El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió la semana pasada que el enfrentamiento comercial entre China y EE UU podría tener un “impacto significativo” en ambas economías. Y la agencia de calificación financiera Fitch recortó su estimación de crecimiento económico en China para 2019.


La nueva batería de medidas sobre las importaciones de productos chinos llevará los aranceles a 10% hasta fin de año y a partir de ahí a 25%. Los productos de la lista estadounidense incluye receptores de voz digitales, módulos de memoria, computadoras y fotocopiadoras.


Sin embargo Washington tuvo que retirar de la lista inicial unos 300 tipos de productos -como relojes inteligentes, aparatos de bluetooth, sillas para autos o cascos de bicicleta- por las quejas de empresas como Walmart o Apple. Walmart advirtió que si se imponen más aranceles a productos chinos no tendrá otra opción que aumentar los precios en sus tiendas.


Las autoridades estadounidenses insistieron en que la puesta en marcha escalonada dará tiempo a las empresas para encontrar nuevos proveedores.


Los analistas, que acusan a EE UU de lanzar “la mayor guerra comercial de la historia”, creen que Beijing podría ahora tomar medidas más duras contra empresas estadounidenses en China o restringir las exportaciones de productos cruciales.


"El orden mundial es cada vez más caótico", alerta el secretario general de la ONU


El secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, abrió el martes la mayor reunión diplomática del mundo con una cruda advertencia sobre el creciente caos y la confusión en el planeta.


Al inaugurar la Asamblea General de la ONU, Guterres dijo que el orden mundial basado en normas comunes está en "un punto de quiebre" y la cooperación es cada vez más difícil.


"Hoy, el orden mundial es cada vez más caótico. Las relaciones de poder son menos claras", dijo Guterres a la asamblea de 193 naciones apenas minutos antes de que el presidente estadounidense, Donald Trump, suba al podio.


Resultado de imagen para ONU, el portugués António Guterres


"Los valores universales se están erosionando. Los principios democráticos están bajo sitio", indicó.


Guterres no criticó específicamente a ningún país, pero entre los diplomáticos existe temor por una división del mundo en esferas de influencia y un regreso a la rivalidad entre grandes potencias.


"Hoy, con cambios en el equilibrio de poder, el riesgo de la confrontación puede aumentar", advirtió Guterres.


"Los desafíos están creciendo afuera, mientras mucha gente se está volcando hacia dentro".


El gobierno de Trump ha dejado clara su desconfianza en los tratados internacionales, al abandonar el acuerdo nuclear con Irán, el del clima de París y cortar financiamiento a las Naciones Unidas.


Diplomáticos estadounidenses dicen que la posición del gobierno Trump han envalentonado a Rusia y China para avanzar en su visión de un orden mundial en el cual los derechos humanos pasan a un segundo lugar, detrás del desarrollo y los derechos soberanos.


Guterres urgió a los líderes mundiales a renovar su compromiso con un orden mundial basado en reglas comunes, con la ONU en el centro.


Trazando una lista de los problemas del mundo, Guterres reconoció que los esfuerzos de paz están fracasando y que las normas humanitarias internacionales están colapsando.


"Hay indignación frente a nuestra inhabilidad para poner fin a las guerras en Siria, Yemen y otros lugares", dijo. "El pueblo rohinyá permanece en el exilio, traumatizado y en la miseria, ansiando todavía seguridad y justicia".


La solución de dos Estados para el conflicto israelo-palestino está cada vez "más y más distante" mientras la amenaza nuclear "no se ha alejado", dijo.


Guterres destacó el cambio climático como una prioridad urgente, y alertó que si no se adoptan medidas en los próximos dos años para reducir los gases de efecto invernadero, el mundo corre el riesgo de un calentamiento acelerado.


"El cambio climático avanza más rápido que nosotros, y su velocidad ha provocado un S.O.S. de explosión supersónica en el mundo", dijo.


Unos 130 líderes mundiales asisten este año a la sesión anual de la asamblea, incluido Trump y el líder iraní, Hasan Rohani, que también pronunciará un discurso este martes.

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