23/09/2018

Los doce millones de católicos se dividían entre una Iglesia regida por el gobierno y otra que admitía la autoridad papal.


La Santa Sede firmó un acuerdo histórico con el régimen de Beijing sobre el espinoso nombramiento de obispos en China.


El acuerdo abarca únicamente la cuestión religiosa y no el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Beijing y el Vaticano, interrumpidas desde 1951, dos años después de la llegada del régimen comunista al poder.


Los 12 millones de católicos chinos, muy minoritarios en un país con 1.500 millones de habitantes, profesan su fe divididos desde hace décadas entre una Iglesia “patriótica” controlada por el régimen y otra clandestina que reconoce la autoridad del Papa.


Tras el anuncio, el papa Francisco reconoció ayer a siete obispos chinos que fueron nombrados sin su aval por el gobierno, algunos de los cuales habían sido excomulgados. Un octavo obispo, ya fallecido, fue reconocido a título póstumo.


La Santa Sede había relanzado hace más de tres años las interminables negociaciones iniciadas en los años ochenta para unificar a la Iglesia en China.


El acuerdo preliminar fue firmado en Beijing entre los dos jefes negociadores, el subsecretario de Estado de la Santa Sede, Antoine Camilleri, y el viceministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Chao.


Ambas partes esperan que el acuerdo pueda “favorecer un proceso fructífero y progresivo de diálogo institucional y que pueda contribuir positivamente a la vida de la Iglesia católica en China, al bien común del pueblo chino y a la paz en el mundo”.


“Este no es el fin del proceso. Es el comienzo”, para “permitir a los creyentes tener obispos en comunión con Roma pero al mismo tiempo reconocidos por las autoridades chinas”, dijo el portavoz del Vaticano, Greg Burke, desde Vilna adonde llegó el Papa ayer para un viaje de cuatro días a los países del Báltico.


“El objetivo del acuerdo no es político sino pastoral”, precisó.


Desde que fue nombrado en 2013, Francisco busca acercar al Vaticano con el gobierno chino, en pleno auge del cristianismo en el país.


El acuerdo puede ser criticado ya que coincide paradójicamente con una brutal campaña de destrucción de iglesias cristianas en algunas regiones chinas. En China se retiró por ejemplo la Biblia de los sitios de venta en internet y los sacerdotes católicos de la Iglesia “clandestina”, reconocida por la Santa Sede, fueron hace poco detenidos y luego liberados.


 


Fuente: AFP - AP

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