07/09/2018

El dólar retrocedió este jueves a $38,31 para la venta en una jornada en la cual la demanda fue menor a la del inicio de semana.


Según un promedio realizado por el Banco Central, la divisa finalizó a $36,54 para la punta compradora y a $38,31 para la vendedora.


El día anterior, el había operado a $39,24 promedio tras una sorpresiva intervención de la autoridad monetaria, que además de realizar una subasta, vendió en forma directa US$ 235,1 millones para frenar la racha alcista de la divisa.


El dólar finalizó a 38,72 pesos para la venta, con un recorte de 56 centavos respecto del día anterior. Esta vez alcanzó el amague de una nueva intervención del Banco Central para contener una eventual disparada de la divisa. En la jornada previa el organismo había intervenido de manera directa, vendiendo dólares en el mayorista, para frenar la escapada, una operación que desde la firma del acuerdo con del Fondo Monetario aparecía vedada. Sin incidencia directa del Central, la divisa en el mayorista cedió 1,05 pesos a 37,35, lo que equivale a una baja de 2,7 por ciento.


Tampoco hubo licitación previa de divisas, un mecanismo que impuso el titular del Central, el financista Luis Caputo, y que únicamente le permitió a los bancos un acceso más barato al billete verde. Las reservas finalizaron en 51.140 millones de dólares y sumaron 84 millones respecto de la jornada anterior.


Desde el 22 de junio, fecha en que arribó el desembolso de 15.000 millones de dólares del Fondo Monetario, el Central perdió 12.134 millones de reservas. El grueso se esfumó en licitaciones de divisas preanunciadas que bancos privados aspiraron casi en su totalidad sin lograr que se contenga la corrida. Bajo el argumento de que el FMI condicionaba su línea crediticia a un esquema de libre flotación del dólar, la autoridad monetaria encaró el mecanismo de licitaciones en momentos preestablecidos de la jornada.


Sin embargo, en un escenario de constante tensión cambiaria, reflejo de la falta de confianza ante una política económica inconsistente, las licitaciones sólo permitían que bancos y empresas se aseguraran divisas a un precio inferior al que se ofrecía en el mercado en el momento. Todavía peor, el número de licitaciones y los montos fueron aumentando. Entonces un banco podía adquirir las divisas que licitaba el Central al mediodía y sobre el final vender y hacerse una diferencia. Luego recomprar en el último llamado que el BCRA hacía minutos antes del cierre de la rueda.

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