07/09/2018

La tenista estadounidense pasó por encima de la letona Anastasija Sevastova y disputará el sábado su novena final del US Opens y 31° de un Grand Slam, pudiendo igualar los 24 títulos de la australiana Margaret Court en torneos mayores. Su rival será la joven japonesa de 20 años, Naomi Osaka.


Williams, decimoséptima sembrada un año después de ser madre y seis veces campeona en Nueva York, remontó un quiebre temprano para acabar ganando el partido en sets corridos de 6-3, 6-0 en una hora y seis minutos de juego.


Osaka, de sólo 20 años, se convirtió en la primera japonesa finalista de un Grand Slam al ganarle 6-2 y 6-4 a Keys, finalista del US Open 2017. Definirá el sábado justo contra Serena Williams, en duelo entre una joven de gran futuro y una de las más grandes de toda la historia.


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"Es increíble. Hace un año estaba luchando literalmente por mi vida tras haber tenido un bebé. Ahora estoy muy agradecida simplemente por tener la oportunidad de jugar este deporte", comentó emocionada tras el choque Williams.


"Ahora cualquier cosa es una victoria. Y esto no hace más que empezar. He vuelto hace unos meses. Esto es solo el comienzo, estoy muy emocionada", agregó.


La estadounidense acaricia ahora un objetivo ansiado desde hace tiempo: igualar a Court como la tenista más condecorada de todos los tiempos. Y lo tiene al alcance de su mano. Ya lo rozó en la final Wimbledon hace unos meses, pero entonces se entrometió la alemana Angelique Kerber, eventual campeona.


Ahora, frente a Osaka, de tan solo 20 años, intentará levantar un título que se le escapa desde 2014.


Sevastova no fue rival porque, en su séptimo torneo después de ser madre, la norteamericana ha demostrado que vuelve a ser la misma que la llevó a dominar el circuito durante la última década.


Y eso que la letona lo intentó e incluso arrancó mejor que su oponente, con un quiebre inicial que le ponía la primera manga de cara. Pero Williams volvió rápido ante una contrincante desconocida para ella. Del 0-2 inicial al 6-3 y 6- 0 final, una serie de 12 juegos consecutivos con cuatro saques directos, 64% de acierto con su primer servicio y 30 golpes ganadores que ayudan solo en parte a explicar su superioridad en la contienda.


La letona, totalmente superada en su mejor resultado en un Grand Slam, abandonó la pista cabizbaja, con la sensación de no haber podido competir más que durante unos minutos al principio del choque.


Luego, la nueva Serena volvió a ser la antigua Serena para firmar su 31ª final de un Grand Slam, con un balance previo de 23 triunfos y solo siete tropiezos, y marca de 6-2 en el US Open.

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