27/08/2018

El premier Varadkar pidió que se haga “justicia” y “hechos, no palabras”, mientras Francisco habló de “crímenes innobles”.


El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, urgió ayer al papa Francisco a que se haga “justicia” para las víctimas de abusos cometidos por eclesiásticos en “el mundo entero”, y el Pontífice reconoció su “vergüenza” y “sufrimiento” por estos “crímenes innobles”.


Este 24º viaje de Francisco al extranjero desde que es Papa se produce en un momento muy delicado para el futuro de la Iglesia católica, sacudida la semana pasada por sórdidas revelaciones de viejos abusos sexuales cometidos en Estados Unidos. Varadkar, jefe de gobierno gay y símbolo de una nueva Irlanda liberal, abogó porque “las víctimas y los sobrevivientes obtengan justicia, verdad y curación”.


“Actualmente debemos asegurarnos de que las palabras vayan seguidas de acciones”, insistió Varadkar en un discurso en el castillo de Dublín, junto al Sumo Pontífice, al que “por encima de todo” pidió que “escuche a las víctimas” y le pidió hechos y no palabras”


Desde 2002, más de 14.500 personas se han declarado víctimas de abuso sexuales cometidos por sacerdotes en Irlanda. La jerarquía católica irlandesa ha sido acusada de haber encubierto a centenares de estos sacerdotes.


“Es una historia triste y vergonzosa”, una “mancha en nuestro Estado, nuestra sociedad y en la Iglesia católica”, estimó Varadkar.


“El papa Francisco se reunió anoche durante hora y media con ocho sobrevivientes de abusos cometidos por clérigos, religiosos o en instituciones” de la Iglesia, explicó el portavoz del Vaticano, Greg Kerry.


Este encuentro muy esperado con “sobrevivientes”, en parte identificados en un comunicado del Vaticano, se realizó al terminar el primer día de la visita a Irlanda.


Entre las ocho personas se encontraba una víctima, que quiere permanecer anónima, del sacerdote católico Tony Walsh, que abusó de niños durante dos décadas antes de ser encarcelado. El Papa también recibió a Marie Collins, portavoz de los “sobrevivientes” y víctima a los 13 años de abusos sexuales de un cura.


Tras reunirsse con el Papa anoche, su ex consejera en materia de abusos pedófilos del clero, Marie Collins, había afirmado a los periodistas: “Decepcionante, nada nuevo”.


Por la tarde, el Papa oró en silencio junto al arzobispo de Dublín Diarmuid Martin ante un cirio dedicado desde 2011 a las víctimas irlandesas de abusos sexuales, en la mayor catedral de la ciudad, St Mary’s.


Francisco llegó antes a Irlanda -primera visita de un Pontífice a este país en 39 años- para cerrar el Encuentro Mundial de las Familias.


“No puedo dejar de reconocer el grave escándalo causado en Irlanda por los abusos a menores por parte de miembros de la Iglesia encargados de protegerlos y de educarlos”, admitió el papa argentino.


Pero, al mismo tiempo, defendió el papel de la Iglesia que “en Irlanda ha tenido, en el pasado y en el presente, un papel de promoción del bien a los niños que no puede ser ocultado”.


Por este motivo, el Papa pidió a la población irlandesa que mantenga la fe.


Francisco también reconoció “las dificultades que las familias tienen que afrontar en la sociedad actual que evoluciona rápidamente”, y “los efectos que la quiebra del matrimonio y la vida familiar comportarán, inevitablemente y en todos los niveles, en el futuro de nuestras comunidades”.


La Irlanda que recibe al papa ha cambiado en los últimos años, emancipándose de la influencia de la Iglesia. El país legalizó en 2015 el matrimonio homosexual, instaló en 2017 un primer ministro homosexual, Leo Varadkar, y liberalizó en mayo el aborto.


Francisco se niega a hacer comentarios sobre las acusaciones de encubrimiento


Un comunicado lo acusó de haber ignorado advertencias sobre posibles abusos.


El papa Francisco no juzgó necesario este domingo comentar las graves acusaciones vertidas contra él en un texto, según el cual el pontífice habría encubierto durante su mandato la actuación del cardenal estadounidense Theodore McCarrick, acusado públicamente en julio de abusos sexuales.


"No diré ni una palabra sobre eso. Creo que el comunicado habla por sí solo", declaró el pontífice, al ser preguntado en el avión que lo llevaba de vuelta a Roma tras su visita a Irlanda.


Un exembajador del Vaticano en Washington, el arzobispo Carlo Maria Vigano, acusó en una carta abierta publicada este fin de semana al papa Francisco de haber anulado las sanciones contra el cardenal McCarrick y de haber ignorado las advertencias internas sobre el comportamiento de carácter sexual del cardenal con jóvenes seminaristas y párrocos.


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"Leí esta mañana ese comunicado", declaró el papa a los periodistas que lo acompañaban en el avión, en alusión a la carta. "Lean atentamente el comunicado y juzguen ustedes mismos", dijo.


"Ustedes tienen la capacidad periodística suficiente para sacar conclusiones. Es un acto de confianza. Cuando pase un poco de tiempo y ustedes tengan las conclusiones, quizá hablaré, pero me gustaría que su madurez profesional haga su trabajo. Eso les hará realmente bien", aconsejó a los periodistas.


"La corrupción alcanzó la cima de la jerarquía de la Iglesia", afirma en su carta Vigano, en la que pide incluso la dimisión del papa Francisco.


Su texto, de once páginas, fue difundido simultáneamente el sábado en varias publicaciones católicas estadounidenses de tendencia tradicionalista o ultraconservadora, así como en un diario italiano de derechas.


La carta se publicó coincidiendo con el segundo día del viaje del papa Francisco a Irlanda, donde la cuestión de los abusos sexuales en la Iglesia ocupó especialmente el terreno mediático.


Por otro lado, el pontífice aseguró que "sufrió mucho" al hablar el sábado con ocho víctimas irlandesas de abusos sexuales.


El papa se reunió durante hora y media con víctimas de abusos cometidos por clérigos, religiosos o miembros de instituciones católicas.


Entre estas, su exconsejera sobre abusos pedófilos del clero, la víctima irlandesa Marie Collins, que a los 13 años fue objeto de abusos sexuales por parte de un cura.


"Sufrí mucho. Creo que había que escuchar a esas ocho personas. Y de esta reunión salió la propuesta -que hice yo mismo pero que ellas me ayudaron a hacer- de pedir perdón hoy durante la misa, pero por cosas concretas", explicó.


El papa se mostró particularmente conmovido por la suerte de chicas no casadas que fueron obligadas masivamente, con la complicidad de instituciones religiosas, a dar en adopción a su hijos.


"Nunca había oído hablar de eso", admitió, refiriéndose a su encuentro con dos personas que fueron adoptadas de forma ilegal.


"Esto fue doloroso para mí", indicó, aunque también destacó el "consuelo de poder ayudar a aclarar las cosas".



Fuente:  AFP - AP

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