13/06/2018

La prensa oficial en Pyongyang cubrió profusamente la cumbre realizada ayer en Singapur entre los gobernantes de Corea del Norte, Kim Jong-un, y Estados Unidos, Donald Trump, una cita que fue calificada de "victoriosa" y que tendrá la virtud de abrir una nueva era de relaciones con Washington, el eterno enemigo.


Según la agencia estatal KCNA y el diario Rodong, el principal del país, Kim y Trump "dieron un primer paso hacia la reconciliación por primera vez en la trayectoria de casi 70 años de enemistad", iniciada por la Guerra de Corea (1950-1953).


Ambos medios destacaron además que los mandatarios hayan cursado sendas invitaciones a la contraparte, para visitar sus países "en el momento adecuado", según citó la agencia de noticias EFE.


El tono y la extensa cobertura de la cita de Singapur marcan un cambio en la relación con Washington y constituyen un giro para un país en el que el persistente mensaje de antagonía hacia el "enemigo imperialista" se había mantenido intacto durante casi siete décadas.


Ayer, los líderes de los dos países -técnicamente en guerra, aún- firmaron una declaración en la que se comprometen a abrir una nueva era de relaciones, y a establecer "una paz estable y duradera".


Con base en el documento, Washington ofrece además garantías al gobierno para su supervivencia, mientras Pyongyang mantiene su compromiso de trabajar para lograr la "completa desnuclearización" de la península, aunque ambos objetivos quedaron vagamente plasmados en el texto, sin precisiones sobre cómo serían implementados.


Para KCNA y Rodong, no obstante, Kim y Trump acordaron que "es importante respetar el principio de las acciones simultáneas y del paso a paso para lograr la paz, la estabilidad y la desnuclearización de la península de Corea".


Esto sugiere que Trump aceptó un modelo gradual de desarme para Corea del Norte a cambio de incentivos regulares y vinculados a la evolución del desmantelamiento de los arsenales nucleares, una opción de la que la Casa Blanca renegó por completo hasta el mismo día de la cumbre.


Los medios norcoreanos subrayan que Trump ofreció "levantar las sanciones en contra (de Pyongyang) al compás de los avances en la mejora de la relación mutua a través del diálogo y la negociación".


Ambos medios oficiales enfatizan asimismo el anuncio realizado por el republicano tras la cumbre en el que aseguró que se cancelarán las maniobras militares anuales que realizan Seúl y Washington, lo que supone un gesto de buena voluntad hacia Corea del Norte, que los suele denunciar como un ensayo para invadir su territorio.


Este punto, así como el hecho de que la cumbre otorgó legitimidad al gobierno de Kim, le valieron varias críticas locales a Trump, que deberá responder a la ola de preguntas sobre si dio demasiado a cambio de muy poco.


Seúl, en tanto, apuntó hoy a la posibilidad de cancelar los ejercicio militares argumentando que se deben "considerar varias vías" para hacer avanzar el diálogo actual, pero Tokio dejó clara su preocupación por estas palabras Trump.


Esta mañana, el magnate se refirió al asunto en Twitter a su regreso a Washington, poniendo el acento en el costo económico de los ejercicios conjuntos con Seúl.


"Ahorramos una fortuna al no hacer juegos de guerra, siempre y cuando estemos negociando de buena fe", escribió.


Los miradas están ahora puestas en el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, que viaja hoy a Seúl para explicar los resultados de la cita de Singapur.


Mañana tendría previsto reunirse en la capital surcoreana con el presidente Moon Jae-in y con sus homólogos nipón, Taro Kono, y surcoreana, Kang Kyung-wha, en un intento de aclarar lo que Washington y Pyongyang acordaron realmente sobre el papel de cara a lograr la ansiada desnuclearización de la península.

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