03/04/2018

Un juez estadounidense falló que las compañías cafeteras debe colocar una advertencia en los productos y la polémica se disparó.


Los amantes del café están consternados. En California, un juez de Los Ángeles falló que las compañías de café deben colocar una advertencia alarmante en sus productos sobre una sustancia cancerígena que se genera durante el proceso de tostado.


¿Qué tan asustados debemos estar de una taza diaria de café? Según algunos científicos y la evidencia disponible, parece que no mucho.


Las preocupaciones científicas sobre el café han disminuido en los últimos años y algunos estudios incluso indican que esta bebida aromática puede tener ciertos beneficios para la salud.


El temor más reciente no tiene que ver directamente con el café, sino con una sustancia química llamada acrilamida, un cancerígeno que se produce cuando los granos se tuestan.


¿Qué es lo que se sabe sobre los riesgos? Empecemos con el factor de riesgo conocido más grande para el cáncer que genera acrilamida: fumar.


Muchos alimentos como las papas fritas, las galletas saladas o dulces, los cereales y otros alimentos con alto contenido de carbohidratos también contienen acrilamida como subproducto del tostado, el horneado o el freído.


Las pruebas realizadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) de los niveles de acrilamida encontraron que oscilaba entre 175 y 351 partes por cada mil millones (una medida de concentración para un contaminante) en seis marcas de café probadas; la más alta fue para un tipo de café descafeinado.


En comparación, las papas fritas vendidas en una cadena de comida rápida variaron entre 117 y 313 partes por cada mil millones, dependiendo de la ubicación sometida a prueba. Algunas papas fritas comerciales tenían más de 1.000 partes por cada mil millones.


La etiqueta de carcinógeno "probable" se basa en estudios hechos a animales a los que se les han administrado altos niveles de acrilamida en el agua potable. Sin embargo, tanto las personas como los roedores absorben la sustancia química a diferentes velocidades y la metabolizan de manera diferente, por lo que se desconoce su riesgo para la salud humana.


 


 


Fuente: AP

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