14/03/2018

Con cada vez más desafíos dentro y fuera del Vaticano, que van desde la reforma de la Curia romana al acercamiento a China, el papa Francisco cumplió este martes cinco años desde su elección como el pontífice 266 de la historia, en la noche del 13 de marzo de 2013.


Con el Vaticano semi vacío por el tradicional feriado que se decreta el día de elección de cada pontífice, Bergoglio tuvo hoy una jornada normal en la que se limitó a dar los últimos retoques a la exhortación apostólica que publicará en las próximas semanas, dedicada al tema de la "santidad", confirmó Télam de fuentes vaticanas.


La idea del pontífice es poder firmarlo como terminado el próximo lunes 19, y publicarlo cerca de la pascua.


Además, antes de dormir su clásica siesta en la habitación 201 de la Casa Santa Marta, el pontífice recibió una torta de la heladería romana "Hedera", encargada de los dulces para sus cumpleaños, esta vez resaltando "la alegría de sentirte vecino" y la inscripción "Il mio papa" (Mi papa).


En una jornada en la que solo recibió a los cardenales Jean-Louis Tauran, Presidente del Pontificio Consejo por el Diálogo Interreligioso, y Gualtiero Bassetti, Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Jorge Mario Bergoglio inicia el sexto año de un pontificado que ha ido ganando presencia a nivel global, incluso más allá del ámbito católico.


Hoy recibió saludos que fueron desde el reconocimiento que le hizo el presidente Mauricio Macri de "líder moral" hasta la carta que le envió el mandatario Donald Trump recordando su encuentro de mayo pasado, en el que discutieron "varios de los temas globales de interés compartido".


Convertido en el primer jesuita y en el primer latinoamericano en llegar a obispo de Roma, Bergoglio llevó consigo toda una serie de vivencias y formaciones que adquirió durante los 76 años que vivió en Argentina y que de diverso modo pueden verse plasmadas en los pasos que da como pontífice.


Así, es imposible no reconocer en su infancia en la escuela pública argentina multicultural, en la que convivía con hijos de migrantes de todo el mundo, las raíces de su esmero en llevar adelante un diálogo interreligioso que lo llevó ya en 2014 a Tierra Santa con un rabino y un musulmán, y por el que, sólo en 2017, visitó países de mayoría budista como Myanmar o islámica como Egipto.



Incluso en temas de delicada geopolítica, como la crisis que atraveso en 2015 con Turquía por el reconocimiento al genocidio armenio, recordó que en su época de Arzobispo porteño siempre había usado esa expresión, y que no veía motivos para cambiarla.


Asumido después de la profunda crisis en la que estaba la Iglesia católica luego del período de escándalos y filtraciones que forzaron la histórica renuncia de su antecesor Benedicto XVI el 28 de febrero de 2013, Francisco revirtió rápidamente la imagen del ahora papa emérito y, en sus primeros años, logró fuera del Vaticano el oxígeno necesario para emprender las reformas internas tan postergadas como necesarias.


Así, a los pocos meses de entronizado, formó un consejo asesor de nueve cardenales con los que inició un proceso de reformas con los que espera desembocar en una nueva constitución apostólica que marque la "irreversibilidad" de sus cambios.


En ese paquete de reformas que espera "blindar" desde lo institucional aparecen desde la creación de un dicasterio (ministerio) que incluye una sección especial para los migrantes, una comisión para tutelar a los menores víctimas de abusos y una super secretaría para la comunicación que busca actualizar a la Iglesia a la era de twitter, Instagram y redes sociales.


También el saneo firme de las siempre sospechosas cuentas vaticanas, que en sus primeros años incluyeron la suscripción de la Santa Sede a tratados internacionales para la prevención del lavado y, como expuso en uno de sus escritos de 2016, ir abriendo la Iglesia a personas en situaciones que antes se consideraban de pecado grave, como los divorciados vueltos a casar.


Mientras tanto, el sexto año del pontífice ya tiene confirmadas visitas a Ginebra en junio, a los países bálticos en septiembre, y a Irlanda seguramente en agosto, más allá de que la diplomacia vaticana esperará hasta último momento para poder concretar en 2018 el ansiado viaje a India.


Un nuevo recorrido por ese mundo cada vez más globalizado en el que su mensaje excede a los 1.285 millones de católicos y para el que Francisco busca dejar plasmados una serie de cambios irreversibles.


Quizás, el de mayor repercusión a nivel global, el posible reestablecimiento de relaciones diplomáticas con China, tenga este año un avance fundamental con la firma de un acuedo que parece inminente para la designación conjunta de obispos.


Si hace apenas tes años se imaginaba un pontificado "breve, de cuatro o cinco años", como dijo en su momento a la TV mexicana, la aparición de nuevos desafíos ha ido alargando su tiempo como sucesor de Pedro.

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