10/01/2018

No se reunían desde 2015. El gobierno del Norte aceptó además enviar una delegación a los Juegos Olímpicos de Invierno el mes próximo en el Sur, y mantener una línea telefónica directa con Seúl.


Delegaciones de las dos Coreas mantuvieron una histórica reunión en su frontera en la que acordaron reanudar conversaciones militares y la participación norcoreana en los Juegos de Invierno, en una señal de distensión tras la crisis por los ensayos de Pyongyang con armas y las amenazas estadounidenses de un ataque preventivo.


El encuentro, el primero de alto nivel que celebran los dos países en más de dos años, se celebró ayer en Corea en un ambiente de inusual cordialidad en la aldea de Panmunjom, en la militarizada frontera intercoreana.


La reunión estuvo encabezada por el norcoreano Ri Son-gwon, que dirige el Comité para la Reunificación Pacífica de Corea, y por el ministro de Unificación del Sur, Cho Myoung-gyon.


En sus palabras iniciales, Ri consideró que las relaciones intercoreanas están “más heladas incluso que el tiempo de estos días”, en alusión al invierno excepcionalmente frío que está viviendo la península coreana. “Sin embargo, pese al frío, el deseo del pueblo de mejorar relaciones está intacto”, agregó.


El primer gesto de distensión fue ofrecido por la delegación norcoreana, que anunció que reactivará el uso de una línea directa para atender asuntos militares, un canal interrumpido por Pyongyang en febrero de 2016 en protesta por la clausura de un polígono industrial intercoreano aprobado por Seúl.


La semana pasada, los dos países ya habían restablecido varias líneas telefónicas y de fax en Panmunjom de cara al encuentro de ayer, lo que junto a la reactivación del canal militar reduce la posibilidad de que se produzcan incidentes en la tensa frontera entre ambos países.


Por su parte, Seúl formalizó la invitación para que la delegación norcoreana participe en los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebran a partir del 9 de febrero en el condado surcoreano de PyeongChang, una propuesta a la que el gobierno comunista respondió afirmativamente.


De hecho, Ri informó que el Norte tiene intención de enviar una misión integrada por altos funcionarios, animadoras y atletas, aunque no precisó si los deportistas competirían en las pruebas olímpicas.


Queda aún por determinar, entre otras cosas, el modo en que los norcoreanos viajarían al Sur, ya que si es por tierra se requerirá un acuerdo militar, o cómo se cubrirían los gastos de la misión, ya que financiar la participación del Norte en el evento deportivo podría vulnerar las sanciones que pesan sobre el país por sus programas de armas nucleares.


Seúl consideró además que Corea del Norte está cerca de aceptar otra de sus propuestas: que los deportistas de ambos países desfilen juntos bajo una misma bandera como sucedió en varias ediciones de los Juegos Olímpicos de la pasada década.


También está por verse si Pyongyang acepta la propuesta de Seúl para que se retomen las reuniones de las familias separadas por la guerra entre ambos países entre 1950 y 1953.


El encuentro de ayer, como la posibilidad de que se mantengan los espacios de diálogo en el futuro, son un gesto importante de ambos países después de meses de máxima tensión en la región, provocada por la escalada verbal entre Pyongyang y Washington, que incluyó la amenaza de ataques militares.


No obstante, ambas Coreas poseen un largo historial de incumplimientos de los acuerdos de acercamiento.


En 2015, los negociadores se reunieron durante casi 40 horas antes de anunciar un acuerdo para enfriar una escalada militar provocada por las explosiones de minas terrestres que mutilaron a dos soldados surcoreanos, pero las animosidades recrudecieron varios meses más tarde después de la cuarta prueba nuclear del Norte.


Las voces que disienten con la estrategia dialoguista, sostienen que con este movimiento, el líder norcoreano Kim Jong-un podría estar tratando de dividir Seúl y Washington en un intento por debilitar la presión internacional y las sanciones al Norte.


Lo cierto es que la ronda de diálogo también le permitirá al presidente surcoreano Moon Jae-in retomar la plataforma política que lo llevó a la presidencia y en la que promovía una salida pacífica y consensuada a la crisis coreana.


“Haré todo lo que pueda para construir la paz en la Península Coreana”, aseguró Moon el día de su asunción, cuando incluso se mostró dispuesto a viajar a Norcorea.


Sin embargo, esta posición se fue diluyendo producto de las insistentes pruebas armamentísticas de Pyongyang, que durante el año pasado realizó su sexto ensayo nuclear y lanzó tres misiles balísticos intercontinentales.


En este escenario, Washington se convirtió en el principal impulsor de nuevas sanciones económicas y desplegó destructores, bombarderos y submarinos atómicos en la región, en alianza con Seúl, en medio de amenazas de un ataque militar que ahora parece más lejano.


La decisión de celebrar el encuentro de ayer llegó después de que el líder norcoreano Kim expresara en Año Nuevo su deseo de mejorar los lazos con el Sur y de que Seúl y Washington acordaran retrasar sus maniobras militares anuales hasta después de los Juegos de Invierno.


No obstante, el propio Kim recordó en ese discurso del 1 de enero que no desistirá de su programa nuclear para disuadir a EE UU de intervenir en su territorio y no tiene intención de optar por la vía de la desnuclearización que le proponen Seúl, Tokio y Washington.


Si bien no se sabe mucho sobre la economía del régimen norcoreano, se conoce que es pequeña, que está aislada y que se empobreció notablemente con el debilitamiento del bloque comunista tras la caída del muro de Berlín (1989) y el derrumbe de la Unión Soviética (1991). Como resultado de esa situación padeció hambrunas a mediados de los años noventa.


Ecuador nacionalizó a Julian Assange


El fundador de Wikileaks, Julian Assange, exiliado en la embajada de Ecuador en Londres desde hace más de cinco años, se convirtió en ciudadano ecuatoriano, según pudo comprobar hoy Télam en la página web del Registro Civil de ese país a partir del número de identidad publicado por la prensa local.


La nacionalización de Assange no cambia sustancialmente su situación en Londres ya que lo único que podría poner fin a su detención de hecho en la sede diplomática ecuatoriana es que el gobierno británico le garantice un salvoconducto para salir a la calle y abandonar el país.


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Poco después de que la noticia se conociera, la Cancillería ecuatoriana, encargada de decidir la naturalización de cualquier ciudadano extranjero, emitió un comunicado en el que evitó confirmar la nacionalización de Assange y se limitó a decir “que no responderá a rumores ni a información distorsionada o descontextualizada sobre este caso”.


Sin embargo, en el texto, el gobierno hace referencia al caso "del ciudadano Julian Assange" y no al del "ciudadano australiano" o "el asilado", como lo denominó en los cinco comunicados oficiales anteriores. El último, en septiembre de 2016.


Assange tampoco confirmó o desmintió la noticia, pero, fiel a su estilo misterioso, publicó una foto suya con la camiseta de la selección de fútbol de Ecuator en su cuenta de Twitter.


Según la página web del Registro Civil ecuatoriano, al fundador de Wikileaks se le asignó el número de documento 1729926483, con un código que corresponde a la provincia de Pichincha, cuya capital es Quito.


El diario El Universo agregó que las autoridades también habrían emitido un pasaporte a nombre del fundador de Wikileaks, quien habría recibido su nuevo documento de identidad el 21 de diciembre del 2017.


Fuentes oficiales le dijeron al diario que la entrega del documento fue anotada en el tomo 46, página 327 del registro civil del consulado en Londres y fue firmada por autoridades diplomáticas y políticas del gobierno del presidente Lenín Moreno.


Assange recibió asilo diplomático en la embajada ecuatoriana en Londres en 2012 para evitar ser extraditado a Suecia, país que lo reclamaba para juzgarlo por denuncias de abuso sexual contra dos de sus ciudadanas.


Estocolmo finalmente archivó la investigación el año pasado, pero el asedio de hecho de Assange no terminó ahí. Reino Unido volvió a negarle un salvoconducto para abandonar el país y anunció que lo arrestaría si sale a la calle.


El temor de Assange es ser detenido y extraditado a Estados Unidos, donde podría enfrentar, de máxima, una pena de muerte por publicar documentos secretos militares y diplomáticos sobre las guerras en Irak y Afganistán desde 2010.



Fuente: Télam


 


 



 

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