22/12/2017

Recuperaron este jueves la mayoría absoluta en las inéditas elecciones de Cataluña, planteadas como un nuevo plebiscito de secesión tras la intervención de la región por parte del Ejecutivo español, pero a la vez mostraron una honda fractura, al haber obtenido más votos y escaños los "unionistas" de Ciudadanos.


La idea de que el conflicto de secesión se iba a dirimir en las urnas quedó sepultada tras los resultados, cuando el presidente catalán depuesto, Carles Puigdemont, dejó claro desde su "autoexilio" en Bruselas, que no abandona la vía rupturista.


"El Estado español ha sido derrotado; (el presidente del gobierno español, Mariano) Rajoy y sus aliados han perdido", remarcó el líder secesionista, quien en su condición de "presidente legítimo" exigió la "restitución" de su gobierno y la libertad de los independentistas que están en prisión.


El caso es que Puigdemont tendría que regresar a Barcelona para ser investido otra vez como presidente, pero como está vigente la orden de detención en su contra en cuanto pise territorio español podría ser detenido y enviado a prisión.


Puigdemont, el ex vicepresidente Oriol Junqueras y el líder secesionista Jordi Sánchez, los dos últimos en prisión, pueden tomar posesión de sus cargos de diputados a la distancia, aunque no podrían votar si no acuden a la sesión de investidura, con lo que tendrían dificultades para hacer valer su mayoría.


Los resultados obligan a los tres partidos del bloque secesionista a llegar a un acuerdo para formar gobierno, algo que augura meses de difíciles negociaciones, al no estar claro cómo lo harán ni con qué objetivo.


En tanto, Cataluña seguirá instalada en la incertidumbre, lo que se convertirá en una amenaza para la estabilidad del gobierno de Rajoy.


Con una participación récord que llegó a 81,94 %, Inés Arrimadas, la candidata de Ciudadanos y abanderada del voto antinacionalista, se convirtió en la más votada, al obtener 25,3 % de los sufragios y 37 diputados, superado 99 % del escrutinio.


No obstante, su victoria "histórica" para el bloque "constitucionalista" no le alcanza para sumar una mayoría alternativa capaz de frenar al independentismo.


Al igual que ocurrió en 2015, los independentistas lograron la mayoría parlamentaria con menos de la mitad de los votos, al obtener 47 %de los apoyos.


El bloque formado por Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Junts per Catalunya (JxC) y la CUP, obtuvo 70 escaños, dos más de la mayoría absoluta, fijada en 68 sillas, pero dos menos que en 2015, cuando dijeron que tenían el "mandato popular" para avanzar hacia la secesión.


De ahí que Puigdemont vuelve a insistir en la misma fórmula que lo llevó a estrellarse contra la realidad de una Cataluña que terminó intervenida, fracturada socialmente y sumida en una gran incertidumbre económica ante la huida de más de 3.000 empresas.


"La receta que Rajoy explicó a Europa que funcionaría ha fracasado; los catalanes tenemos que decidir nuestro futuro", subrayó Puigdemont, elevando la apuesta.


Junts per Catalunya (JxC), su partido, sorprendió al quedar en segunda posición con 21,6 % de los votos y 34 diputados, por delante de ERC, cuyo líder Oriol Junqueras obtuvo 21,4 % y 32 escaños.


Junqueras, quien se encuentra en prisión y había optado por abandonar la vía unilateral, aparece como el gran derrotado frente a Puigdemont, quien ratificó su liderazgo en el frente secesionista.


A pesar de que quedaron en quinta posición con 4,3 por ciento de los votos, perdiendo la mitad de sus apoyos, los cuatro diputados que consiguen los anticapitalistas de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) siguen siendo determinantes para la formación de un gobierno independentistas.


Las elecciones catalanas, convocadas por el Ejecutivo de Rajoy en el marco de su intervención en Cataluña para frustrar la secesión, sacudieron el mapa político español, al golpear con fuerza a los conservadores, que se descalabran a costa de Ciudadanos.


Rajoy sufrió una derrota que no será fácil de gestionar, ya que los comicios pueden haber roto con una lógica de confrontación con Cataluña a través de la cual el PP puede obtener rédito político en el resto de España.


La ganancia electoral es claramente para Ciudadanos, cuyo líder nacional, Albert Rivera, puede lograr un trampolín para su carrera a La Moncloa.


Los socialistas, por su parte, no lograron cumplir con las expectativas y la fuerza de izquierda Catalunya en Común Podem fracasó en su intento por romper con la lógica de bloques en la que quedó atrapada Cataluña.


El PSC (socialistas) sumó 17 escaños, sólo uno más que dos años antes, con el 13,9 % de los votos, mientras Cataluña en Común Podemos, con un 7,3 % o obtuvo ocho escaños, 3 menos.


La clave de los comicios fue la movilización récord del electorado, incentivada por una estrategia de polarización que, a la luz de los resultados, activó el voto antinacionalista e hizo subir a los extremos. No obstante, esto solo ratificó que Cataluña sigue en un callejón sin salida.

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