18/05/2025

El papa estadounidense evocó la muerte de su antecesor al iniciar su pontificado y dijo que afrontó su elección con “temor y gratitud”.


En su primera homilía como pontífice, el papa León XIV recordó con emoción a su predecesor, Francisco, a quien definió como una guía espiritual cuya partida dejó al pueblo de Dios “como ovejas que no tienen pastor”.


Según supo Noticias Argentinas, León XIV mencionó al papa argentino al comenzar su mensaje durante la misa de inicio de pontificado en la Plaza de San Pedro, donde dijo que la muerte de Francisco “llenó de tristeza nuestros corazones”, aunque también señaló que la Iglesia vivió ese momento con esperanza gracias a la luz de la resurrección.


“La muerte del Papa Francisco ha llenado de tristeza nuestros corazones y, en esas horas difíciles, nos hemos sentido como esas multitudes que el Evangelio describe ‘como ovejas que no tienen pastor’ (Mt 9,36)”, expresó León XIV desde el altar.


“Precisamente en el día de Pascua recibimos su última bendición y, a la luz de la resurrección, afrontamos ese momento con la certeza de que el Señor nunca abandona a su pueblo”, agregó el nuevo papa.


Un inicio bajo el signo del servicio
En su homilía, el sucesor de Pedro también reconoció:“Fui elegido sin tener ningún mérito y, con temor y trepidación, vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría”.


León XIV, misionero agustino de origen estadounidense, hizo hincapié en que el papado debe ejercerse “como servicio, no como poder”, y afirmó que el papa no debe ser un “jefe por encima de los demás”.


Las palabras dedicadas a Francisco resonaron como un gesto de respeto y continuidad espiritual, en una Iglesia marcada por desafíos internos y externos. En apenas una frase, León XIV condensó el legado emocional del pontificado anterior y propuso construir una Iglesia unida, fundada en el amor de Dios y abierta al mundo.


En su primera misa como pontífice, León XIV conmocionó a los fieles con una afirmación directa: “Fui elegido sin tener ningún mérito y, con temor y trepidación, vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría”. La frase resonó en la Plaza de San Pedro, donde miles de personas y más de 150 delegaciones internacionales participaron del inicio de su pontificado.


Durante su homilía, el papa estadounidense compartió detalles poco conocidos del reciente cónclave, al que describió como un encuentro entre cardenales “con historias personales y caminos diferentes”. Según explicó, hubo un deseo común: “elegir a un pastor capaz de custodiar el rico patrimonio de la fe cristiana y, al mismo tiempo, de mirar más allá, para saber afrontar los interrogantes, las inquietudes y los desafíos de hoy”.


Unidad, amor y servicio: los pilares del nuevo pontificado
Desde el inicio de su pontificado, León XIV marcó una impronta basada en la humildad y el rechazo del autoritarismo clerical. “Pedro debe apacentar el rebaño sin ceder nunca a la tentación de ser un líder solitario o un jefe que está por encima de los demás, haciéndose dueño de las personas que le han sido confiadas. Por el contrario, a él se le pide servir a la fe de sus hermanos, caminando junto con ellos”, afirmó.


En esa línea, declaró que su misión se basará en “amor y unidad”, las dos dimensiones que, según dijo, Jesús confió a Pedro. Rechazó la idea de una Iglesia que atrape con propaganda o poder: “No se trata nunca de atrapar a los demás con el sometimiento, con la propaganda religiosa o con los medios del poder, sino que se trata siempre y solamente de amar como lo hizo Jesús”.


Una Iglesia como comunidad fraterna
León XIV evocó palabras de san Agustín: “Todos los que viven en concordia con los hermanos y aman a sus prójimos son los que componen la Iglesia”. Según explicó, esa será una de las prioridades de su papado: “una Iglesia unida”, abierta al diálogo y al acompañamiento de los fieles en los desafíos del presente.


Homenaje al papa Francisco y emoción en la plaza
Durante la ceremonia, León XIV dedicó un momento especial al recuerdo de Francisco, cuyo fallecimiento dejó una profunda huella en la comunidad católica. Su mención recibió un largo aplauso de los asistentes, en un gesto colectivo de gratitud y respeto por su legado.



 


  


 


Fuente: NA

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