05/12/2022

La capital de la tierra colorada vivió al máximo uno de los festivales más queridos y esperados durante el año en todo el país. En la celebración se conjugó el reencuentro con las raíces, tradiciones y costumbres. Con el río Paraná como testigo fiel desde siempre, allí, en el mítico Anfiteatro Manuel Antonio Ramírez se desarrolló el 53º Festival Nacional de la Música del Litoral y 15º del Mercosur.


El evento es el más grande de la región, durante cuatro noches la ciudad se vistió de gala para acoger en el escenario Alcibíades Alarcón a máximas figuras del folklore. La grilla fue variada y para todos los gustos, dando lugar a más de 60 reconocidos artistas de talla local, nacional e internacional. Asimismo, en las afueras del anfiteatro, a la par de lo que sucedía dentro, también hubo fiesta, ya que se desarrollaba la peña oficial “Chaloy Jara”, donde tuvieron la oportunidad de demostrar todo su potencial alrededor de 46 artistas, distribuidos en grupos de rock, folklore norteño, litoral, entre otros géneros. Los autores provenían de Paraguay, Apóstoles, Santa Fe, Eldorado, Oberá, Candelaria, Aristóbulo del Valle, Garupá e Ituzaingó.


El festival en esta edición, como todos los años realizo varias distinciones y reconocimientos. El Mensú de Oro fue otorgado a Antonio Tarragó Ros en la segunda antorcha, premio a su notable trayectoria. En tanto, en la cuarta y última velada, el reconocimiento a la revelación de la peña fue para el dúo Alto Vuelo, de estilo propio dentro del género folclórico popular, integrado por el cantautor santiagueño Juan Bustos y la profesora de música y guitarrista misionera Gisel Medina.


El reconocimiento como revelación del festival sobre el escenario mayor fue para Os Gauchos, cuya banda hizo bailar y disfrutar a todo el anfiteatro con su mezcla de ritmos sertanejo y chamamé brasilero. Por otro lado, el grupo que se llevó el reconocimiento fue para Los Maestros Chamameceros, que se reencontraron con el público dejando un legado inmenso a las nuevas generaciones, para muchos de los quienes hoy son sus ídolos. Agasajando a Posadas como la reina del Litoral, las prosas de sus canciones fueron un enorme homenaje a la historia de la capital provincial.


Las lunas festivaleras reunieron miles personas en cada noche y la cuarta antorcha brilló como nunca, con un anfiteatro que estuvo colmado de punta a punta. Familias enteras, grupos de amigos y parejas, todos se encontraban ansiosos y felices por disfrutar de las propuestas artísticas de la ultima noche. Desde temprano se veía a gente por los alrededores, se abrieron los portones de ingreso y pronto se fueron acomodando todos, poniéndose cómodos, algunos con vestimenta casual y otros en cambio, con vestuario a tono: boina o sombrero, camisa y pañuelo, bombacha y pollerón, con botas o alpargatas. A puras palmas y canticos la noche mágica comenzaba.


 


 


Fuente: Municipalidad de Posadas

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