20/10/2018

El Real Madrid perdió este sábado 2-1 en casa ante el Levante y llevó su crisis a una nueva dimensión tras sumar su tercera derrota consecutiva para dejar al técnico blanco, Julen Lopetegui, cada vez más cerca del despido.


El partido, correspondiente a la novena jornada de la Liga española de fútbol, expuso buena parte de los males que asolan al actual campeón de Europa: no tiene un plan, sus jugadores no tienen confianza, su defensa regala, el ataque es inane y además la fortuna le es esquiva.


La primera parte ya expuso que este Real Madrid atraviesa une estado esquizofrénico y lleno de ataques de nervios. Y ni suerte tiene. El Levante se fue al descanso con dos goles a favor y dejando al Santiago Bernabéu oliendo a gasolina.


El modesto conjunto visitante marcó esos dos tantos, los del triunfo, en apenas 12 minutos. El peor escenario para un equipo en crisis, como es el Real Madrid. Raphael Varane se puso la camiseta rival y regaló los dos. El primero, a los siete minutos, lo marcó Morales tras contemplar la inacción del francés. Y el segundo lo hizo Roger al transformar un penal por mano de Varane.


Lo que siguió fue el enésimo ejercicio inútil del Real Madrid ante el gol. Sergio Ramos estrelló un balón en el palo, Mariano hizo otro remate a la madera, Oier sacó un balón imposible con Lucas Vázquez a un metro de la línea de gol, el VAR anuló un gol a Marco Asensio...


Muchos sucesos como para poder pensar en cuestiones esotéricas, pero lo cierto es que el Levante también pudo aumentar su rica renta aprovechando la enorme tensión con la que juegan los futbolistas del Real Madrid, todos ellos sin excepción muy alejados de un momento adecuado de forma. Lo contempló desde el banquillo un Lopetegui con la carta de despido cada vez más cerca del bolsillo.


El técnico blanco cambió al lateral Odriozola por Gareth Bale al descanso con un objetivo: hacer tres goles en 45 minutos. Todo un reto para un equipo que para entonces llevaba más de siete horas sin un tanto.


Especialista en convertir en héroes a los arqueros rivales, el Real Madrid se estrelló ante Oier, quien sacó dos remates venenosos de Bale. A falta de un plan futbolístico, el Real Madrid se dejó la piel en busca de un gol que ahora mismo es para él un Santo Grial.


No fue hasta el minuto 72 cuando llegó el tanto, obra de Marcelo tras una brillante jugada de Benzema. Ocurrió cuando el Real Madrid cumplía las ocho horas sin marcar un gol, toda una efeméride para un equipo como el blanco. Superó su récord histórico, hasta ahora los 464 minutos que estuvo sin ver puerta el Real Madrid de Amancio Amaro en 1985.


La brujería siguió a los 75 minutos con el tercer remate al palo del Real Madrid, esta vez de Benzema. Fue una forma perversa que tuvo el destino de decirle al equipo blanco que tampoco esta vez iba a vencer. Lleva ya cinco partidos sin ganar.


Así, entre infortunios y carencias, transcurrió otro partido rutinario para el Real Madrid: no ganó y eso ya dejó de ser noticia. Está en crisis y el domingo visita al Barcelona. Con Lopetegui pendiente de si sigue o no. Su balance de 14 puntos en nueve jornadas no es precisamente fructífero y todo puede ocurrir.

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