16/07/2018

Los jugadores de la selección francesa regresaron a casa, donde continuarán los festejos por el título mundial conquistado el domingo en Moscú, especialmente un baño de masas en los Campos Elíseos.


Después de despegar de Rusia con una hora de retraso sobre lo previsto, el avión que traía de vuelta a los Bleus aterrizó poco antes de las 12 hora argentina en el aeropuerto de Roissy, en la periferia norte de París.


Los bomberos les obsequiaron con un "water salute", un arco monumental con chorros de agua, para darles una bienvenida con honores.


El capitán Hugo Lloris, con el trofeo en la mano, y el seleccionador Didier Deschamps salieron los primeros del avión.


Fueron recibidos por la ministra de Deportes, Laura Flessel, mientras el personal del aeropuerto cantaba "Merci les Bleus" (Gracias, Bleus).


A partir de esta llegada empezaba una agenda cargada para el equipo campeón del mundo.


En un autobús decorado con dos estrellas y con la mención "Campeón del mundo" iban a dirigirse hasta los Campos Elíseos.


El campeón está en casa: la selección de #Francia ????llegó con la copa a #París y celebra ante una multitud.En otro autobús, descubierto esta vez, bajarán la emblemática avenida desde la plaza del Arco del Triunfo, como hicieron hace dos décadas en el mismo lugar, un 13 de julio de 1998, los Bleus campeones del Mundial de aquel año, entonces aclamados por medio millón de personas.


Los Campos Elíseos ya habían sido punto de reunión el domingo de los hinchas.


Este lunes, una multitud con los colores nacionales, azul- blanco-rojo, se reunía de nuevo en el lugar, en un día soleado y caluroso.


"Estamos muy orgullosos de este equipo, ¡son nuestros jugadores!", se entusiasmaba Priscilla Lagneux, que había llegado al lugar con amigos unas horas antes. "Teníamos que verles y la Copa también", explica esta mujer de 28 años, que esperaba poder ver de cerca a su jugador favorito, Paul Pogba.


"Tenemos una Francia preciosa. Todo el mundo está contento, todo el mundo es estupendo", celebraba Anna, de 16 años. "Mi padre me ha cansado tanto con el 98... ¡ahora puedo vivir yo esto!", sonríe.


Legión de Honor


Después del desfile, los Bleus serán recibidos por el presidente Emmanuel Macron en el Palacio del Elíseo, donde varios jóvenes estaban invitados a presenciar la recepción oficial, antes de que los jugadores se dirijan al Hotel Crillon, en la plaza de la Concordia, para continuar la fiesta.


Macron y su esposa Brigitte, presentes en el palco del estadio Luzhniki en Moscú el domingo, ya pudieron felicitar a los jugadores en el vestuario.


Desde el mismo Elíseo se anunció este lunes que los jugadores serán condecorados con la Legión de Honor por los servicios prestados al país, como ya ocurrió con los integrantes de la selección que ganó el Mundial en 1998.


Con su título en Rusia, el equipo, una mezcla de juventud y experiencia en los grandes torneos, demostró que ha superado su derrota en la final de la Eurocopa de 2016 en París.


"Hemos hecho algo increíble, entramos en la historia", dijo el domingo Antoine Griezmann, autor del segundo gol francés en la final ganada a los croatas.


Uno de los jugadores más esperados en París, además de Grizou, era sin duda Kylian Mbappé, quien a sus 19 años puede presumir ya de ser campeón del mundo y que acabó Rusia-2018 con cuatro tantos. Se convirtió en el segundo goleador más joven en marcar en una final del Mundial después de Pelé, que tocó el cielo del torneo en 1958.


Lejos de París, Zagreb era escenario de otra gran celebración popular, la de 100.000 croatas según la prensa local, que acudieron al recibimiento de la selección subcampeona del mundo, que logró la mayor hazaña del fútbol de ese país.


Pero la fiesta en París era todavía más plena: era la celebración de los campeones del mundo.


Zagreb se vistió de rojo y blanco para recibir a Croacia


Una ciudad teñida de rojo y blanco: sin abandonar la euforia pese a la derrota en la final del Mundial el domingo ante Francia, la capital recibió a la selección nacional, de regreso al país tras el histórico subcampeonato en Rusia-2018.


"¡Levantad las manos! ¡Croaaaaacia!", grita un animador a la multitud mientras el avión de los jugadores, escoltado a la entrada en el espacio aéreo croata por dos Mig-21 de la Fuerza Aérea, sobrevuela poco después de las 10 hora argentina la plaza Jelacic, donde decenas de miles de personas llevan horas reunidas, para ver de cerca a Luka Modric, Ivan Rakitic y compañía.


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"¡Juega mi Croacia! ¡Cuando te veo, mi corazón se enciende!", canta la multitud, para matar el tiempo en la espera, haciendo ondear banderas al viento.


Muchos de los asistentes visten camisetas con los característicos cuadros rojos y blancos.


En las pantallas situadas en el lugar, los hinchas pueden ver la llegada del equipo a suelo croata tras su aventura rusa.


Tras pasar por un arco de agua preparado por los bomberos del aeropuerto Franjo Tudjman, llega el desembarque del aparato.


En las pantallas se ve a Modric en la pasarela del avión y la multitud que le espera en la plaza central de Zagreb lo celebra.


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El animador grita "Luka..." y el resto termina con un atronador "¡Modric!". Igual con "Mario... ¡Mandzukic!" o "Dejan...¡Lovren!".


Más de 100.000 personas se reunían el lunes en las calles del centro de Zagreb para participar en la gran bienvenida a los Vatreni, según la prensa local. Muchos esperando varias horas, pese al calor.


Los transportes eran gratuitos durante todo el día para facilitar el traslado de los aficionados.


Los habitantes de Zagreb no recordaban una reunión en la calle de estas dimensiones desde una manifestación contra Tudjman en 1996 o desde el regreso al país del general Ante Gotovina, absuelto por el Tribunal Penal Internacional de La Haya en 2012 y considerado por los croatas como un héroe de la guerra de independencia contra las fuerzas serbias (1991-1995).


En los edificios de la plaza de estilo austro-húngaro lucían grandes banderas del país, para terminar de dar más ambiente a la gran fiesta de recibimiento.


Niños, ancianos, habitantes del lugar o venidos incluso desde el extranjero: el clima era festivo, con todo un pueblo con ganas de celebración pese a no haber podido levantar el trofeo.


"Un episodio increíble"


"Así amamos a Croacia", se leía en una pancarta. "Somos pocos, pero creímos y eso basta", decía otra.


"Decidí cerrar mi consultorio hoy para recibir a nuestros héroes", explica Sanja Klajic, una doctora. "Puse un cartel que decía: En este 16 de julio de 2018, cerrado por nuestros Vatreni", cuenta.


"Vimos un episodio increíble de nuestra historia. Tenía que estar como fuera en Zagreb para festejar con nuestros chicos", se entusiasma Jure Pavlicic, de 47 años, venido desde Vinkovci (este del país) para esta ocasión.


Los jugadores iban a llegar a la plaza desde el aeropuerto en un autobús descubierto y tenía por momentos problemas para hacerse paso ante la marea humana en el recorrido.


"Ven aquí, es mejor sitio", dice una mujer a una amiga en una de las calles por las que el autobús acababa de pasar camino de la plaza principal de Zagreb.


"En cien años se hablará todavía de lo logrado por estos jóvenes", se enorgullece Jure, una jubilada de 67 años.

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