22/06/2018

Argentina entró en combustión, reflejo de una tormenta de errores en la cancha, en la dirección técnica y en los despachos de la calle Viamonte.


Argentina entró esta noche en combustión en Nizhni Nóvgorod, reflejo de una tormenta de errores en el campo de juego, en la dirección técnica y en los despachos de un fútbol tan caótico que incluso amenaza con hacer volar a Lionel Messi.


La derrota por 3-0 ante Croacia dejó a Argentina con pie fuera del Mundial de Rusia y su destino, por ahora, está en manos de una selección como Islandia.


A la debacle ante Croacia aportaron los errores individuales de los jugadores, como el penal errado por el propio Messi ante Islandia y el clamoroso error de Wilfredo Caballero en el primer gol de los croatas esta noche. Pero la figura de Jorge Sampaoli también será una ineludible referencia a lo que está a punto de convertirse en el mayor fracaso del fútbol argentino en los Mundiales, sólo comparable al adiós en la primera fase de Suecia 1958 con una derrota 6-1 ante Checoslovaquia.


Sampaoli pobló el equipo con jugadores sin calidad internacional, en particular en el arco, la defensa y el mediocampo, tuvo apuestas individuales que no podrían haberle salido peor, como la de Caballero, y llenó de confusión al plantel con infinidad de cambios tácticos y de futbolistas de un partido a otro.


Pero debajo del innegable aporte del entrenador a lo que ya será conocido como "el desastre de Niznhi Nóvgorod" subyace una catástrofe que las cámaras de televisión no mostraron esta noche: el caos en el que sobrevive el fútbol argentino desde hace años, pero en especial desde que en 2014, pocos días después de que la "Albiceleste" perdiera la final del Mundial de Brasil, muriera Julio Grondona, el presidente que dirigía la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) con mano de hierro desde 1979.


La síntesis de la incapacidad dirigencial quedó de manifiesta en la histórica votación a presidente de AFA que se realizó en diciembre de 2015, en la que votaron 75 dirigentes pero el resultado dio 38 a 38. Finalmente, después de una larga transición, en marzo de 2017 asumió Claudio "Chiqui" Tapia, el presidente que podría quedar marcado por haber elegido a Sampaoli, el técnico que está por llevar a la selección a un naufragio cuyas consecuencias hoy no se conocen, pero que podrían incluir la renuncia de Messi.


El crack del Barcelona ya dejó la selección tras la final de la Copa América 2016 y meses después regresó con un único objetivo: el Mundial de Rusia.

Pero si Argentina llegó al Mundial con un equipo remachado y sin jerarquía internacional, incapaz de ganarle a Islandia, fue también porque hace rato cerró su fábrica de cracks. En los últimos años de la presidencia de Grondona, en la transición que le siguió a su muerte y en el comienzo del ciclo de Tapia, las selecciones juveniles de Argentina dejaron de ser prioridad.


A los cinco títulos que la Sub 20 ganó en los Mundiales 1995, 1997, 2001, 2005 y 2007, de donde surgieron jugadores como Messi, Sergio Agüero, Juan Román Riquelme, Juan Pablo Sorín y Javier Saviola, entre otros, le siguieron 10 años de desmanejos y entrenadores que no estaban calificados para el puesto, por ejemplo Humberto Grondona, hijo de Julio.


Desde entonces, Argentina dejó de fabricar cracks y las consecuencias hoy quedaron a la vista, en un caos que explotó en Rusia, pero que tiene raíces mucho más profundas, y lejos del campo de juego.


Fuente: Andrés Burgo (DPA)


 

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