07/02/2018

En la localidad de Eldorado, Adriano Loobasirú, un conocido vendedor ambulante de origen senegalés, ganó notoriedad por un gesto de honestidad que lo convirtió en uno de esos héroes cotidianos.


El lunes, en plena jornada de trabajo, una mujer deja olvidado en su stand un bolso de mano con documentación y 8 mil pesos en efectivo.


Apenas, Adriano se dio cuenta acudió a un comercio vecino para tratar de ubicar al propietario de la cartera.


El comerciante le ayudó a buscar entre las pertenencias algún documento que brinde pistas sobre el dueño. Así se enteran de que lo encontrado pertenecía a Ramó


Cuenca de Puerto Piray


Sin embargo, entre las cosas no hallaron un teléfono de contacto, por lo que dan aviso a un medio local de radio y televisión para que divulguen la información.


A raíz de esto, un vecino de la sobrina de Cuenca, que se encontraba escuchando la radio la alerta para que le cuente a su tío.
El hombre a esas horas ya estaba viajando de regreso a su localidad acongojado por la situación.


La sobrina, decide esperarlo en la terminal de Piray y relató que “al bajar del colectivo en la terminal, estaba muy triste, le comenté que encontraron su bolso y nos embarcamos de nuevo a Eldorado”.


Al llegar a la Capital del Trabajo, los parientes se presentan en los estudios de la radio, y lo contactan con Adriano.


“El chico nos estaba esperando en su puesto ubicado las avenidas San Martín y Córdoba, para devolver el bolso con toda la documentación y el dinero intactos”, relató la mujer.


Cuenca al verse con el vendedor, lo saluda con un fuerte apretón de manos y un abrazo sentido de gratitud.


“Le estoy muy agradecido al señor y le deseo lo mejor por su honestidad, que no se encuentra mucho hoy en día personas así”, sostuvo el misionero y subrayó “es un ser humano de oro”.


El lunes era el cumpleaños de Cuenca, por lo que tomó el asunto como el mejor regalo que pudo tener.


Adriano vive y trabaja en Eldorado hace seis años; en su puesto ofrece relojes, billeteras y artículos de bijouterie. Por su amabilidad y simpatía se hizo conocido personaje del centro y tiene muchos amigos.


Algunos curiosos preguntaron a Adriano por qué decidió devolver el dinero a lo que respondió asombrado y entre risas:


“¿Por qué no lo devolvería? No me quiero quedar con nada que no es mío, yo tengo el dinero que gano con mi trabajo”.


 


Fuente: El Territorio

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