23/05/2017

El jefe de Gabinete cree que las legislativas se definirán por una 'motivación política'. Minimiza el caudal de votos de la ex presidenta y la compara con Menem.


"No es la economía, estúpido”. Ese podría ser el lema de los estrategas del oficialismo de cara a la campaña que se aproxima. Pero el jefe de Gabinete Marcos Peña, el cerebro de Cambiemos, no parafrasea a Bill Clinton. El ministro coordinador cree que las variables económicas no definirán la elección de octubre. Está convencido de que en los comicios la opción del electorado tendrá fundamentalmente una motivación política.


Mauricio Macri ya dejó las cartas arriba de la mesa: "En octubre la gente elegirá entre consolidar el cambio o volver al pasado”, le dijo el mandatario a Santiago Fioriti en su escala rumbo a China. ¿El Gobierno promueve la polarización? En Balcarce 50 no cambian el discurso y le apuntan al círculo rojo; sobre todo a la clase dirigente que los acusa de promover el enfrentamiento. "Tantos años de cenas y de acuerdos de superestructura, que creen que se ordena de arriba para abajo, pero es al revés. Es la demanda la que ordena la oferta”, afirman.


En la Casa Rosada más que a la economía (que no termina de dar signos claros de despegue) apuestan a un derivado, la obra pública. Creen que el crecimiento de la construcción tendrá más influencia que la suerte del salario real. "En octubre no hay chances de que Cambiemos no sea la primera fuerza nacional: es un hecho”, aseguran en los despachos más optimistas de Balcarce 50. La afirmación esconde el detalle insoslayable de que el peronismo continuará dividido. "Y cuanto más se una, más kirchnerista se pone”, destacan.


Sí le prestan atención a la "inercia inflacionaria”. Sin embargo, más allá de haber corrido la meta del 17 para todo el año, consideraran un éxito la tendencia en baja respecto a 2016. En el gabinete de María Eugenia Vidal tienen otra visión. Si bien inflan el pecho porque fondos provinciales financian obras en los 135 municipios, consideran vital que haya relativa tranquilidad económica en el Conurbano.


La tercera sección electoral es el gran desafío del oficialismo. Ni Francisco de Narváez en 2009 ni María Eugenia Vidal en 2015 pudieron hacer pie en el bastión más peronista, populoso y con los bolsones de pobreza más críticos de la Provincia. Sólo Sergio Massa pudo arrebatárselo al FPV en 2013.


Con esa perspectiva, la semana pasada se lanzó en Lanús la mesa de Cambiemos en la Tercera Sección. Bajo la supervisión del jefe de campaña provincial Federico Salvai, la integran el intendente local Néstor Grindetti; el de Quilmes, Martiniano Molina; el ministro de Educación provincial y armador en La Matanza, Alejandro Finocchiaro; el "lilito" Héctor Toty Flores y la segura candidata Gladys González.


Marcos Peña y su particular teoría electoral: poca economía y Cristina inflada
Vidal haciendo anuncios de obra en el conurbano. Otra de las grandes apuestas del Gobierno.



En esa sección, en 2015, Cambiemos perdió por 600 mil votos. Hoy es donde mejor mide la Cristina Fernández de Kirchner y donde peor mide Macri. Nadie en el oficialismo cree que puedan conseguir la misma cantidad de votos que en 2015 a nivel provincial, pero la apuesta descansa en la novedad de los 69 intendentes propios, a quienes le reclamarán que consigan la misma cantidad de votos.


Muy cerca del Jefe de Estado repiten que la ex Presidenta "está inflada". Peña eligió por estos días una comparación lapidaria. "En la tercera sección tiene lo mismo que (Carlos) Menem en 2003", reflexiona el jefe de Gabinete. No saben si Cristina será candidata y, aunque los seduce la chance de competir, tampoco apuestan a esa posibilidad como hicieron con Aníbal Fernández en 2015. Sí creen que Massa será candidato.


Los celadores del discurso oficial asumen que esta vez la votación nacional incidirá sobre las provinciales. Es exactamente lo contrario de lo que sugerían en 2015, cuando el PJ retenía la mayoría de los distritos y Peña enfatizaba que se trataban de votaciones locales, con otros criterios. Es cierto que el calendario desdoblado abonaba algunos de esos argumentos.


"Ninguna marca crece tanto como Cambiemos. El PJ y el kirchnerismo se confundieron mucho", resaltan los allegados al hombre más poderoso del Gabinete. En los despachos más importantes de Balcarce 50 insisten en que todavía no están confirmadas las candidaturas. En la Provincia aceptarían que Esteban Bullrich no sea el elegido, si existiera un reemplazo superador. Hoy parece improbable.


"Estamos aterrizando el jumbo despacito y sin problemas", dicen en el primer piso de Balcarce 50 para explicar la supuesta armonía que reina con los socios radicales a pesar del pataleo de la UCR Capital y de Martín Lousteau. Queda pendiente la discusión por las listas, que ya implosionó en Córdoba y otras provincias más chicas.


El más independiente de los macristas poderosos, Emilio Monzó, limó asperezas con Peña, a quien cuestionaba en público y en privado. Luego de un almuerzo hace casi un mes donde firmaron una tregua, volvieron a coincidir a solas en Mendoza hace 15 días y hace 10 en la Rosada. El titular de Diputados, luego de dar la discusión, aceptó la línea de poder que baja sin fisuras del Presidente, a Peña y al primer anillo de poder oficialista: Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal. El cuarto en la línea de sucesión presidencial ya se refiere al jefe del Gabinete como el "número 2".


Por Guido Carelli Lynch - Tiempo de San Juan


 


 

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